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Las elecciones primarias celebradas hoy en el estado de Wisconsin (centro-norte de EEUU) dieron alas a los aspirantes alternativos Bernie Sanders en el campo demócrata y Ted Cruz en el republicano, y castigaron duramente a los favoritos Hillary Clinton y Donald Trump respectivamente.

Las derrotas fueron especialmente duras porque tanto Clinton como Trump partían con ventaja en las encuestas hace tan sólo unas semanas, pero Sanders y Cruz, que hicieron campaña intensamente en el estado, lograron dar la vuelta a los sondeos e imponerse por márgenes muy amplios en ambos casos.

Con más de la mitad de los votos escrutados, Sanders ganó a Clinton por una diferencia superior a diez puntos, mientras que Cruz se impuso a Trump por casi un 20 % de margen. Además del simbolismo de sus victorias, éstas se traducirán en un buen puñado de delegados para los dos ganadores, que darán más vigor a sus apuestas por llegar a las respectivas convenciones (ambas en julio) con la cifra de delegados que garantiza la nominación.

En el caso de Cruz el número mágico es 1.237, un objetivo, aunque matemáticamente posible, muy difícil de alcanzar, ya que debería imponerse a Trump en casi todos los estados que faltan por votar y por márgenes muy amplios, puesto que en la actualidad sólo cuenta con 455 delegados más la cuarentena que previsiblemente se llevará de Wisconsin.

Igual de complicado lo tiene Sanders, autoproclamado socialista democrático, dado que debería llegar a los 2.383 delegados y en la actualidad sólo cuenta con alrededor de un millar. Aun así, si el senador por Vermont lograra imponerse en la mayoría de estados que faltan por votar a Clinton y lo hiciese por márgenes muy amplios, no sólo lograría los delegados en juego en cada estado, sino que previsiblemente forzaría a cambiar la orientación del voto de muchos de los llamados "superdelegados".

Estos superdelegados son cargos orgánicos o electos del Partido Demócrata que eligen a su candidato al margen de lo que decidan los votantes, y que se han decantado abrumadoramente hacia la ex secretaria de Estado, pero que podrían cambiar de opinión si Sanders lograse imponerse en el voto popular.

Tras vencer en Wisconsin a Clinton, el veterano senador defendió que su campaña pasa por un "momentum", es decir, un momento de gran impulso derivado de las últimas victorias en Utah, Idaho, Alaska, Hawai, el estado de Washington y entre los demócratas residentes fuera de EEUU, además de Wisconsin.

La única derrota de Sanders desde el pasado 22 de marzo ha sido en Arizona, donde ganó la ex secretaria de Estado por una amplia ventaja. "El momentum es empezar esta campaña entre 60 y 70 puntos por detrás de Clinton y que en las últimas semanas las encuestas digan que estamos un punto por debajo o por encima", dijo Sanders durante un mitin en Laramie (Wyoming).

Wyoming será el próximo estado en celebrar caucus (asambleas populares) demócratas el próximo sábado y, a priori, es territorio propicio para Sanders, ya que ha ganado abrumadoramente en todos sus estados vecinos (Idaho, Utah, Colorado y Nebraska). Aun así, Wyoming sólo reparte una pequeña cifra de delegados, por lo que el plato fuerte será el 19 de abril en el estado de Nueva York, donde habrá un gran número de delegados en juego tanto para los demócratas como para los republicanos.

Por parte de los conservadores, Cruz celebró su amplia victoria en Wisconsin y aseguró que su campaña tiene una "opción real" de lograr la nominación del Partido Republicano para ser el candidato presidencial en las elecciones de noviembre. Desde Milwaukee, la mayor ciudad de Wisconsin, Cruz calificó su victoria sobre Trump y el gobernador de Ohio, John Kasich, de ser un "punto de inflexión" en la carrera de las primarias, y aseguró que ese estado "ha encendido una vela guiando el camino a seguir".

"Estamos uniendo al Partido Republicano. Todo el espectro del Partido Republicano se está uniendo tras esta campaña", apuntó el senador, en referencia a los pesos pesados de la formación conservadora que durante las últimas semanas han mostrado públicamente su apoyo a Cruz.

El senador es visto por la mayoría de miembros del aparato del Partido Republicano como la única opción de frenar una hipotética nominación de Trump, por lo que, pese a haberle criticado abiertamente en el pasado por sus posicionamientos ultraconservadores, ahora se han sumado a él.