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El expresidente Manuel Zelaya llegará este sábado a Honduras casi dos años después de haber sido derrocado y en medio de un clima de reconciliación que promete poner fin a una de las peores crisis políticas que ha vivido esa nación centroamericana. Sin embargo, regresará con un futuro político incierto y con la idea bajo el brazo de reformar la Constitución, propuesta que le costó el cargo hace casi dos años.

El mandatario depuesto, exiliado en República Dominicana, llegará alrededor de las 11.00 horas (19.00 horas en la España peninsular) al aeropuerto internacional de Toncontín, en Tegucigalpa, donde cientos de simpatizantes han sido convocados para participar en los actos preparados por el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), organización que creó desde el exilio y cuyos miembros intentan convertirla en una fuerza política alternativa a los partidos tradicionales.

"Regreso el sábado 28 a mi patria, la que me vio nacer, no por una semana, ni por 24 horas, como mal se ha dicho, si no por el resto de mi vida", afirmó el exmandatario en una carta divulgada esta semana por sus simpatizantes.

El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, viajó el viernes a Tegucigalpa para participar en este evento histórico. Otras personalidades internacionales se sumarán al recibimiento como los ministros de Exteriores de Venezuela, Nicolás Maduro; y de Colombia, María Ángela Holguín, representando a los gobiernos de esos dos países que sirvieron de mediadores en el proceso de negociación.

Una vez en su país, Zelaya asistirá a un almuerzo con Insulza y el presidente hondureño, Porfirio Lobo, según ha confirmado la OEA en un comunicado, aunque desde el Gobierno todavía no se ha hecho ningún anuncio sobre la realización de actividades especiales. Entretanto, en algunas calles de la capital se puede ver a decenas de personas preparando desde camisetas con las fotos del exmandatario hasta pancartas con mensajes de bienvenida.

El regreso de Zelaya será posible gracias a que el pasado 2 de mayo la Corte Suprema de Justicia anuló todos los juicios por corrupción que tenía en su contra por considerar que "se violó el debido proceso al encontrarse en estado de indefensión", con lo que además se cerró toda posibilidad de que fuese arrestado una vez que llegue a esa nación centroamericana.

El expresidente estaba acusado de fraude, falsificación de documentos públicos en perjuicio de la fe y de la administración pública y de la apropiación indebida de 57 millones de lempiras (unos dos millones de euros) pertenecientes a la Presidencia y al Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS).

Lobo ha asegurado en reiteradas ocasiones que la presencia de Zelaya en Honduras es fundamental para poder llevar adelante el proceso de reconciliación que comenzó cuando asumió el poder el 27 de enero de 2010. Sin embargo, el exmandatario puso como condición la anulación de los juicios para poder retornar.

Zelaya fue expulsado el 28 de junio de 2009 por militares que lo trasladaron a Costa Rica. Tres meses después, regresó de manera clandestina y se alojó en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde permaneció hasta el 27 de enero de 2010, cuando Lobo le dio un salvoconducto para viajar a República Dominicana, donde reside desde entonces como 'huésped distinguido'.

Desde ese momento, inició un proceso de acercamiento entre las partes que fracasó en varias oportunidades. No fue sino hasta la semana pasada que Lobo y Zelaya se vieron cara a cara en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias y firmaron el "Acuerdo para la Reconciliación Nacional y la Consolidación del Sistema Democrático en la República de Honduras", con el que se puso fin a casi dos años de crisis política.

MILITANCIA INCIERTA

Zelaya pisará Honduras como líder del FNRP, un movimiento que surgió como oposición al gobierno 'de facto' encabezado por Roberto Michelletti que se instauró tras el golpe de Estado. Desde el exilio, el mandatario depuesto ha dirigido y coordinado sus actividades, aunque con Juan Barahona como su representante en el país.

Cuando fue derrocado, Zelaya pertenecía al Partido Liberal que junto con el Partido Nacional --ahora en el gobierno-- conforman las dos fuerzas políticas más importantes del país. Su expulsión de Honduras también significó su retirada de la agrupación que lo llevó al poder. Barahona afirma que los liberales son un "partido oligarca" que no comparte los ideales del expresidente.

En cambio, el Partido Liberal ha dicho que está dispuesto a readmitir a Zelaya como militante, en caso de que él mismo lo solicite, pues no tiene intenciones de proponérselo ni de convocarle a un encuentro con el resto de los miembros de esa fuerza política.

"Si él viene a integrarse al Partido Liberal será bienvenido; si él quiere coordinar un movimiento nuevo, pues muy bien, que le vaya bien y que tenga suerte", manifestó esta semana el presidente del Consejo Central Ejecutivo del grupo liberal, Elvin Santos Lozano, en declaraciones al diario local 'El Heraldo'.

Lo que sí es un hecho es que el líder del FNRP regresará a Honduras con la misma propuesta que le costó su cargo: convocar a una Asamblea Nacional Constituyente para reformar la Carta Magna, pero esta vez con el apoyo del FNRP y sin ningún respaldo en el Congreso.

El golpe de Estado tuvo lugar el mismo día en que Zelaya tenía previsto hacer una encuesta --que fue declarada ilegal-- en la que preguntaría a los ciudadanos si estaban a favor de instalar una cuarta urna en los comicios presidenciales del 29 de noviembre de 2009, para someter a referéndum la posibilidad de convocar a una Asamblea Constituyente para reformar la Carta Magna.

REGRESO A LA OEA

El próximo 1 de junio una Asamblea General extraordinaria de la OEA podría definir el retorno de Honduras al sistema interamericano, del que fue expulsado el 4 de julio de 2009, días después de que militares derrocaran a Zelaya y se instaurara un gobierno 'de facto' rechazado por la mayor parte de la comunidad internacional.

La OEA había puesto como condición para readmitir a Honduras la anulación de todos los juicios contra Zelaya, así como garantizar su retorno a esa nación centroamericana, en el marco de un proceso de reconciliación que implique además amnistías para los miembros del gabinete del mandatario derrocado que fueron imputados.

En diferentes entrevistas ofrecidas a medios latinoamericanos, Insulza ha dado por hecho de que el 1 de junio la asamblea decidirá la reincorporación de esa nación centroamericana, pues considera que Lobo ha cumplido con todos los requisitos que se le han exigido.

Lobo ha designado una comisión compuesta por la ministra de la Presidencia, María Guillén; el titular de Exteriores, Mario Canahuati, y el secretario de Planificación, Arturo Corrales, que abogará por la restitución de Honduras como miembro pleno de la OEA en la Asamblea General.