El presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, visitó este martes el poblado minero de Marikana, casi una semana después de la masacre en la que murieron 34 trabajadores por disparos de la Policía, en un intento de defender su gestión y calmar los ánimos de los mineros, en huelga desde hace doce días.
Zuma llegó al poblado de Marikana, a un centenar de metros del lugar de la masacre, acompañado de un fuerte dispositivo policial y rodeado de gran tensión, para dirigirse a los huelguistas, que ayer le recriminaron que no hubiera acudido aún a la explotación minera.
Ante tres mil trabajadores, los líderes sindicales recordaron al presidente cómo la Policía abrió fuego contra ellos el jueves pasado en esa mina de platino, situada a unos 100 kilómetros de Johannesburgo.
Los mineros mostraron a Zuma casquillos de bala disparadas por los agentes, así como prendas manchadas de sangre, que recogieron en el lugar de la matanza.
"No tiene sentido volver a trabajar en estas mismas condiciones", afirmaron los sindicalistas, que reclaman un sueldo mensual de 12.500 rands (1.250 euros), frente a los 4.000 rands (400 euros) que cobran en este momento.
El jefe de Estado, que se dirigió a los empleados en xhosa, la lengua mayoritaria de los huelguistas, aseguró que regresó a Sudáfrica desde Mozambique, donde debía asistir a una cumbre africana el viernes pasado, en cuanto tuvo noticias de la situación.
"Quiero que sepáis que el Gobierno jamás planeó la muerte de los mineros, ni se reunió con la empresa para planear una matanza", aseguró Zuma, en respuesta a las acusaciones de los huelguistas.
El mandatario aseguró que trasladará las demandas de los trabajadores a la compañía Lonmin, propietaria de la mina de platino de Marikana. "No he hablado con ellos aún porque quería hablar con vosotros primero", añadió el gobernante. Al término de la reunión, varios mineros aseguraron que la visita del jefe de Estado no resultó convincente.
"Es demasiado tarde. Vamos a seguir en huelga. Zuma no es la solución", dijeron los mineros, bajo condición de anonimato. La asistencia a la mina de Lonmin descendió hoy a un 31 por ciento, dos puntos menos que ayer, y el absentismo entre los picadores, que iniciaron la huelga, llegó al 87 por ciento, informó un portavoz de la empresa británica.
Lonmin anunció que las instalaciones permanecerán cerradas mañana, debido a que este jueves, justo cuando se cumple una semana de la tragedia, se celebrará una ceremonia de duelo en recuerdo de los fallecidos.
Un total de 44 personas han muerto hasta hora en la mina de Marikana. El conflicto laboral se extendió hoy a otras dos minas en las inmediaciones de Marikana. Los trabajadores de otras cuatro explotaciones cercanas a Lonmin están también manteniendo reuniones para preparar posibles acciones sindicales.