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El ex candidato presidencial mexicano Diego Fernández de Cevallos, liberado ayer tras un secuestro de más de siete meses, atribuyó su cautiverio a motivos tanto políticos como económicos por parte de sus captores.

"Ellos me consideraron un hombre enemigo de sus causas", apuntó el influyente político conservador llamado "Jefe Diego" en declaraciones a la emisora Radiofórmula.

El político y abogado resaltó que su secuestro tuvo "marcadísimas" connotaciones políticas, pero que su conciencia estaba tranquila porque él siempre había luchado por México. "Si hubiera perdido la vida, no sería con deshonra", declaró.

La prensa mexicana fijó el rescate que pudo haber sido pagado por su liberación en torno a los 20 millones de dólares, aunque la cantidad solicitada por los secuestradores en un primer momento pudo ser de 50 millones.

La reaparición de un Diego Fernández de Cevallos, con una larga barba blanca y buen aspecto de salud -a unas horas de recobrar la libertad ya se dirigió a la prensa en su casa del Distrito Federal-, ha monopolizado la actualidad del país.

El secuestro del hombre que fue candidato a la presidencia en 1994 por el conservador Partido de Acción Nacional- PAN, hoy en el poder-, una de las figuras más influyentes del país, ha suscitado gran interés por parte de la opinión pública, que lo consideraba intocable.

"Mi caso no es más relevante que ningún otro (...), es uno más", dijo en la entrevista. El "Jefe Diego" exhortó a que la investigación "se atienda dentro del marco jurídico y con el máximo respeto por la dignidad humana de los secuestradores".

Durante su cautiverio pudo tener acceso a algunas noticias, sobre todo relacionadas con actos de violencia del crimen organizado, como el asesinato del candidato a gobernador del estado de Tamaulipas, Rodolfo Torre, y de la activista Marisela Escobedo.

"En este país sólo tendremos paz cuando valga lo mismo la vida de un candidato a la presidencia, de un ex candidato, de un cardenal, de un soldado, que la de un campesino", afirmó.

Fernández de Cevallos manifestó que sintió "un dolor enorme" cuando supo de la muerte de Marisela Escobedo (el jueves pasado), una madre que pedía justicia porque los jueces habían dejado libre al presunto asesino de su hija.

El ex candidato del PAN, que fue privado de su libertad en su rancho del estado de Querétaro (centro de México), dijo que fue capturado por "un grupo amplio" y eludió dar detalles sobre su liberación.

Afirmó también que lo que ahora le toca es "luchar" para salir adelante y mantenerse "fuerte", algo que hará, dijo, con ayuda de Dios, de la Virgen, de su mujer, hijos y amigos.

"Agradezco con todo mi corazón lo que toda la gente se ha preocupado por mi caso", afirmó.

En otras dos entrevistas posteriores, a Milenio TV y Televisa, apuntó que el trato que se le dio cuando estuvo privado de libertad "fue de absoluto respeto" a su "dignidad humana" independientemente del "atropello brutal" que supone un secuestro.

"Fui bien tratado y por eso y otras muchas cosas me encuentro en estas condiciones", respondió a las preguntas que su buen aspecto físico ha generado. "No he hablado con ningún médico", apuntó.

La vestimenta de tipo deportivo que llevaba es aquella con la que se le liberó, aclaró asimismo. Se le dejó a varios kilómetros de un pueblo y caminó, reveló, sin ofrecer más detalles.

Acerca de si bien él o sus captores se convencieron mutuamente de pensar distinto, fue tajante: "ni cambiaron ellos ni cambié yo". No obstante, sí coincidieron en algunos "lineamientos generales", "como cualquier mexicano". Hablaron de multitud de temas, dijo.

"No guardo ningún rencor, deseo que al comparecer ante la justicia, si ésta da con ellos, sea sin venganza, sin tortura, sin atropellos, porque es necesario que este país cese ya en este comportamiento", afirmó.

El "Jefe Diego" deseó, finalmente, "un país de leyes, no de secuestradores ni asesinos".