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El buzo profesional de 33 años, natural de Ciudad Real Fernando Raigal, ha participado en las labores de rescate de los doce escolares y su entrenador que quedaron atrapados en un cueva en Tailandia, país en el que reside desde hace años y donde trabaja para compañías petrolíferas. Raigal se sumó a las operaciones de rescate de los niños atrapados en una cueva del norte.

Al rescate de los escolares y su entrenador llegó invitado por los Navy Seal, debido a la amistad que tiene con uno de los buzos de este cuerpo de elite, que conocía su trayectoria profesional. El español es uno de los dos buzos civiles que se encargado de la operación de rescate.

Fernando Raigal ha hablado en exclusiva Telemadrid. Nos ha contado que han sido unos días muy intensos y que finalmente tuvieron que sacar a los niños sedados para garantizar el éxito del rescate. Fernando asegura que el momento más duro de estos días ha sido el día en que murió otro compañero al quedarse sin oxígeno.

SÁNCHEZ DA LAS GRACIAS AL BUZO ESPAÑOL QUE COLABORÓ EN RESCATE DE TAILANDIA

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha conversado con Fernando Raigal, a quien ha manifestado su orgullo personal y el de todos los españoles por arriesgar su vida para "salvar a otros".

"Gracias, héroe", asegura Sánchez en un mensaje publicado en su perfil oficial de Twitter.

Los Reyes también expresaron ayer su enhorabuena a las familias de los niños y el entrenador rescatados y a quienes lo han hecho posible, así como su "admiración y reconocimiento" a Fernando Raigal por "trabajar sin descanso en un rescate memorable". La vicepresidenta tercera del Congreso de los Diputados, Rosa Romero, ha anunciado que impulsará una iniciativa para que el Gobierno conceda al buzo español la Gran Cruz al Mérito Civil.

LOS NIÑOS RESCATADOS EN TAILANDIA SE REÚNEN CON SUS FAMILIARES

Los doce niños y su tutor rescatados entre el domingo y el martes tras pasar más de dos semanas en una cueva del norte de Tailandia podrán reunirse con sus familias, algunos tan pronto como hoy. A una distancia de dos metros, con guantes y ropa especial, los padres y madres de ocho de los 13 liberados podrán acceder a la estancia donde se encuentran sus seres queridos ingresados en el hospital provincial de Chiang Rai, norte del país.

Los cinco restantes, cuatro niños y el adulto, que fueron los últimos en salir de las profundidades de la caverna el martes, permanecerán al menos un día más en cuarentena para evitar el contagio de posibles enfermedades. "Hay que mantener un protocolo de seguridad debido al débil sistema inmunológico de los menores" tras quedar atrapados en el interior de la montaña el pasado 23 de junio, indicó durante una rueda de prensa uno de los médicos que evalúa al grupo.

Sus familiares les pueden ver y hablar a través de un cristal ubicado en la puerta de la instancia donde se recuperan. "Tengo muchas ganas de abrazar a mi sobrino", dijo anoche a los medios Amporn Srivichai, tía de Ekapol Chantawong, el entrenador de los chiquillos en el equipo juvenil de fútbol "los jabalíes" y quien abandonó en último lugar.

Todos se recuperan con normalidad y su vida no corre peligro, a pesar de que han perdido de media unos dos kilos de peso cada uno durante los días que permanecieron en la gruta, de los cuales nueve los pasaron desaparecidos y sin comida.

Los médicos dijeron que tres de los menores registran cuadros leves de neumonía y uno es tratado por un corte en la pierna derecha. Oftalmólogos se encargan de comprobar si sufren algún problema ocular después de permanecer tanto tiempo en la oscuridad.

Los jabatos y su entrenador son alimentados a base de una dieta blanda de arroz y pollo, además de la ingesta de varios suplementos vitamínicos. No obstante, los primeros cuatro rescatados, que salieron de la cueva el domingo, podrían cenar esta noche alimentos más variados. El grupo, que también recibe apoyo psicológico, mantiene buen estado de ánimo y tendrá que pasar al menos siete días en el centro médico antes de recibir el alta.

Las operaciones de salvamento comenzaron el domingo con el rescate de cuatro chavales, el lunes salieron otros cuatro y ayer martes, se completó la operación con los cinco restantes.

Los doce escolares, de entre 11 y 16 años, y el entrenador, de 26, se internaron en la cueva Tham Luang, situada en el norte de la provincia de Chiang Rai, durante una excursión el sábado 23 de junio tras completar un entrenamiento de fútbol cuando una súbita tormenta inundó el camino de salida.

La madre de uno de ellos dio la alerta al ver que su hijo no regresaba, pero no los encontraron hasta nueve días más tarde, hambrientos y débiles, en una caverna a cuatro kilómetros de la entrada.

Para salir al exterior, los chavales y el monitor, acompañados cada uno de ellos por dos rescatistas, tuvieron que atravesar una serie de laberínticos pasadizos parcialmente inundados y desniveles con una visibilidad nula durante más de 4 horas de travesía. El grupo ha tenido que aprender a bucear en cuestión de días, una tarea difícil si se tiene en cuenta que muchos no sabían nadar. Dos buzos, uno delante y otro detrás, han acompañado a los rescatados en cada una de las misiones de salvamento.

La dificultad de la operación quedó patente con la muerte el jueves pasado de un voluntario antiguo miembro de los grupos de élite de la marina al quedarse sin aire durante una inmersión.

El fallecido, "Samar Gunan, es uno de los héroes de este operativo", recordó anoche Narongsak Ossottanakorn, portavoz de los equipos de rescate. El representante también apuntó que espera que este incidente sirva de ejemplo para concienciar a todo el mundo sobre la importancia de la seguridad.