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La huelga de ocho horas convocada por el sindicato mayoritario italiano CIGL contra el plan de ajuste económico del Gobierno de Silvio Berlusconi colapsó prácticamente hoy el país, el mismo día en que las medidas de austeridad llegaban al Senado para su discusión y posterior votación.

La protesta se prolongó durante ocho horas, desde las 09.00 hasta las 17.00 hora local (07.00-15.00 GMT), en casi cien ciudades, entre ellas las principales del país, y a la misma se sumaron los dos grandes formaciones políticas de la oposición, el Partido Democrático (PD) e Italia de los Valores (IDV).

Según datos del sindicato convocante, hasta mediodía se había producido un seguimiento de la huelga del 60 % en toda Italia en varios sectores, como los transportes públicos, los museos nacionales (cerrados por falta de personal) o las líneas aéreas, pero posteriormente no se ofrecieron más cifras.

Por su parte, el ministro italiano de Administraciones Públicas e Innovaciones, Renato Brunetta, aseguró que la adhesión a la huelga fue de entre el 3 y el 4 por ciento.

Los efectos más caóticos de la protesta se sintieron en los aeropuertos italianos de Fiumicino y Ciampino en Roma, donde se cancelaron hasta 100 de los 220 vuelos previstos y donde largas filas de turistas aguardaban ante los mostradores de la distintas compañías para exigir información sobre sus aviones.

En los aeropuerto milaneses, un total de 144 vuelos fueron cancelados, 106 en Malpensa y 38 en Linate, informan medios italianos.

La huelga del transporte público paralizó prácticamente Roma hasta la finalización de la protesta a las 17.00 hora local (15.00 GMT).

Otro de los efectos del paro fue que la edición de hoy del periódico "Il Corriere della Sera" no saliera a los quioscos porque los tipógrafos se adhirieron a la protesta.

El equipo nacional de baloncesto quedó bloqueado en Riga por la cancelación de todos los vuelos a Italia y sólo una pequeña parte de ellos logró partir hacia Milán, según los medios.

En el resto de Italia, las manifestaciones más importantes se registraron en Bolonia, Turín, Milán, Florencia y Nápoles.

En Milán, la entidad financiera más importante de Italia, Unicredit, fue blanco del lanzamiento de huevos al pasar la manifestación frente a la sede de la entidad, para luego hacer lo propio contra la Banca Popolare de Novara.

Después, unos 300 manifestantes se acercaron a la zona donde se encuentra la sede de la Bolsa de Italia, que se encontraba blindada por las fuerzas de seguridad.

En Florencia, entre 15.000 y 20.000 personas, entre las que figuraban muchos alcaldes y administradores locales, recorrieron algunos tramos del centro de la ciudad sin incidentes.

Sin embargo, en Nápoles, tercera ciudad en importancia de Italia, ocho policías resultaron heridos por la explosión de un petardo.

La CIGL protestaba por los últimos planes económicos elaborados por el Gobierno, uno de austeridad del 12 de agosto por valor de 45.500 millones de euros y otro anterior, del 15 de julio, con el que se pretende alcanzar el equilibrio presupuestario en 2013.

El sindicato denuncia que en los dos planes de austeridad el presidente del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, "ha impuesto más tasas a los trabajadores y a los jubilados, ha recortado los servicios y la sanidad, sin garantizar el equilibrio de las cuentas públicas ni favorecer el crecimiento y la ocupación". "Este plan son recortes, recortes y más recortes a las clases trabajadoras, sin tocar los privilegios de la clase política", dijeron a Efe algunos de los participantes de la marcha en Roma.

Hoy el Gobierno italiano decidió introducir una subida de un punto porcentual, del 20 al 21 por ciento, del IVA entre las medidas de su último plan de ajuste, así como un gravamen del 3 por ciento sobre las rentas que superen los 500.000 euros anuales.

A la manifestación de la capital, en la que se entonó el himno partisano "Bella Ciao", asistieron representantes de los colectivos más golpeados por los ajustes, como jubilados, jóvenes o funcionarios, además de representantes de la policía, de la enseñanza, de la justicia, del cuerpo forestal o del comercio exterior, que también protestaron contra las medidas anticrisis.

Uno de los puntos más contestados fue el artículo 8 del plan de ajuste, que permite modificar el artículo 18 del Estatuto de los Trabajadores, el cual garantiza la tutela en caso de despido laboral. "Esto significa simplemente el despido libre", dijo la secretaria general del CGIL, Susanna Camusso.