Portugal inició oficialmente la campaña para las elecciones del 4 de octubre, para las que los últimos sondeos auguran un futuro incierto debido al empate técnico entre el primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, y el socialista António Costa.
A pesar de que la campaña no arrancaba hasta hoy, ambos candidatos comenzaron hace días a recorrer el país, conscientes de que estas semanas previas a los comicios pueden ser determinantes para deshacer el empate y decidir el futuro de Portugal.
Un sondeo divulgado el viernes daba a la coalición del socialdemócrata PSD y el democristiano CDS, liderada por Passos Coelho, el 34% de los votos, frente al 35,5% de la oposición socialista.
En los últimos meses, Passos Coelho ha ido reduciendo su distancia con Costa sondeo a sondeo y ha hecho de la mejora económica del país su principal arma para ganar puntos entre los portugueses.
Este mismo sábado el también líder del PSD aprovechó un almuerzo con militantes para destacar "tres buenas noticias" conocidas en los últimos días: la decisión de la agencia Standard and Poor's de subir la nota de la deuda lusa, la elección de Portugal como el mejor destino para invertir por la revista "Forbes" y la mejora de los datos de empleo.
Acompañado por el viceprimer ministro y líder del CDS, Paulo Portas, Passos inició oficialmente la campaña electoral en el distrito de Lisboa, con un paseo por el centro histórico de la villa de Sintra durante el que aseguró que nunca será un "obstáculo" para el país y recordó los logros alcanzados por su Gobierno.
"Lo que queremos es encontrar un resultado en estas elecciones que permita que el país mantenga a esta coalición gobernando en mejores condiciones, porque trabajamos mucho", defendió.
Por su parte, el socialista Costa eligió el distrito de Castelo Branco, en el centro de Portugal, para dar el pistoletazo de salida a la campaña resaltando las consecuencias que un nuevo Gobierno conservador tendría para el modelo social del país.
"El objetivo oculto y no asumido por la coalición de derecha es privatizar los ingresos de la Seguridad Social, transferir recursos fundamentales a la escuela privada y desviar recursos del Sistema Nacional de Salud a la medicina privada", denunció hoy durante una visita al hospital de Covilha.
Más de 9,6 millones de electores residentes en Portugal y en el extranjero decidirán el destino del país el próximo 4 de octubre, cuando podrán elegir entre dieciséis candidaturas: trece partidos y tres coaliciones.
El presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, manifestó en varias ocasiones su deseo de que el país tenga un Ejecutivo mayoritario que sea "estable y duradero", lo que ha llevado a analistas y politólogos portugueses a especular con la posibilidad de un Gobierno de concentración.
Sin embargo, ni Passos Coelho ni Costa se han mostrado por el momento dispuestos a repetir un Ejecutivo de concentración entre la izquierda y la derecha como el que lideró el socialista Mário Soares entre 1983 y 1985.
La situación se complica más si se tiene en cuenta la ausencia de otras fuerzas a la derecha con las que la coalición pueda llegar a un acuerdo y la poco probable alianza de Costa con otras fuerzas de la izquierda que se distancian de los socialistas en cuestiones como la solución a los problemas de la deuda pública.
Además de los partidos de la coalición de Passos Coelho y de los socialistas, actualmente cuentan con representación en la Asamblea de la República otras dos formaciones, ambas de izquierdas.
Se trata del Partido Comunista Portugués de Jerónimo de Sousa -que acude a las elecciones unido a los ecologistas en la Coalición Democrática Unitaria- y del marxista Bloque de Izquierda (BE) de Catarina Martins.
Aunque durante la última legislatura han surgido nuevas fuerzas políticas en suelo luso, como el izquierdista Livre -escisión del BE- o el Partido Democrático Republicano encabezado por el popular abogado António Marinho e Pinto, no se espera que logren un resultado determinante en los comicios.