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Una turba de unas 2.000 personas intentó linchar a un cristiano al que acusaba de haber proferido palabras ofensivas contra Mahoma en la ciudad de Lahore, en el noreste de Pakistán, informó hoy a Efe una fuente policial.

El suceso ocurrió ayer en la zona de Badami Bagh pasado el mediodía local cuando, según el relato de algunos testigos a la Policía, un grupo de musulmanes atacó al presunto blasfemo, identificado como Sawan Bodi, pero este logró escapar.

La turba, entonces ya formada por cientos de personas se dirigió entonces al domicilio del presunto blasfemo, en la zona cristiana de Joseph Colony, "donde se reunieron al menos dos mil personas", precisó por teléfono un agente local, Kamran Sheikh.

La Policía ha abierto una denuncia contra el supuesto blasfemo, a pesar de que, según reconoció al diario Pakistan Today el responsable policial del barrio, Hafiz Abdul Majid, las pesquisas iniciales indican que se trata de una acusación falsa.

Según Abdul Majid, se ha visto "forzado" a aceptar la denuncia para evitar que los ánimos se exaltaran aún más.

"Algunos elementos religiosos quieren explotar la situación para favorecer sus intereses ocultos", dijo el policía, que relató que el padre del acusado fue interrogado y negó cualquier blasfemia tras afirmar que su hijo tiene a Mahoma en la más alta estima.

Según medios locales, el grupo que perseguía a Bodi causó importantes destrozos en la colonia cristiana e incendió la casa del acusado.

De acuerdo con el diario Express Tribune, que eleva a 3.000 el número de atacantes, los disturbios provocados por los que perseguían la supuesta blasfemia duraron horas y obligaron a huir a parte de los habitantes de la colonia por miedo a represalias.

Según el diario, tras atacar la casa de Bodi y otras aledañas, el grupo de musulmanes dio una paliza al padre del acusado y destrozó el vehículo de un religioso cristiano que se acercó para intentar apaciguar los ánimos.

La Policía informó a Efe de que los disturbios han continuado hoy y, según el Express Tribune, los manifestantes se niegan a dejar que los cristianos que han huidos de la zona regresen hasta que no se entregue el acusado de blasfemia.

La legislación antiblasfemia del país asiático surgió en el período colonial británico para frenar choques religiosos, pero las reformas impulsadas en los años 80 por el dictador Mohamed Zia ul Haq (1977-1988) dieron alas a los extremistas para abusar de la ley.

El pasado mes de diciembre una turba quemó vivo a un hombre tras asaltar la comisaría en la que estaba arrestado en el sur del país por haber incinerado presuntamente ejemplares del Corán, el libro santo islámico. EFE