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Las recientes inundaciones en Pakistán, las peores de los últimos ochenta años, han afectado ya a 3,2 millones de personas, según cifras gubernamentales recogidas por la ONU. "De estos 3,2 millones de afectados, 1,4 son niños", dijo hoy en Ginebra el portavoz de UNICEF, Marco Jiménez Rodríguez, que afirmó que la cifra de 2,5 millones de damnificados por las inundaciones estimada ayer por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) sólo incluía datos del noroeste del país. "Esta zona -señaló- sigue siendo la más golpeada por las fuertes lluvias y los desprendimientos de terreno consecuentes".

Las peores inundaciones en Pakistán desde 1929 han causado, hasta la fecha, más de 1.200 muertos, cifra que podría ir en aumento debido a las dificultades para acceder a las zonas más remotas y devastadas, según la oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).

La zona más afectada, Khyber-Pakhtunkhwa, al noroeste de Pakistán, registra cerca de 800 fallecidos y más de 100 desaparecidos, número que OCHA también teme que aumente debido a que la red de comunicaciones en esa provincia aún no funciona correctamente.

Ahora, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de los principales miedos es la emergencia de enfermedades relacionadas con la contaminación del agua, como la diarrea aguda, y las afecciones respiratorias. "Aún no se ha registrado ningún caso de cólera, pero estamos en alerta por si se pudiera producir", dijo Fadéla Chaib, portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los principales esfuerzos de la OMS, según Chaib, radican en coordinar las ayudas para frenar la eclosión de enfermedades y distribuir los medicamentos necesarios. Por su parte, Jiménez destacó que "agua potable, productos sanitarios básicos, alimentos energéticos, ropa para mujeres y niños, y vacunas son de extrema necesidad".

Las inundaciones, además, han destruido la infraestructura de carreteras y puentes, dejando zonas incomunicadas y hospitales desamparados, una situación "insostenible", según esta agencia de la ONU, para miles de familias que, después de haber perdido sus hogares, acampan en escuelas y en lugares más resguardados.

"También se ha perdido mucho ganado y tierras de cultivo han quedado anegadas", añadió Jiménez, que instó a las agencias de la ONU y a las organizaciones no gubernamentales (ONG) a llevar a cabo una operación de ayuda humanitaria a largo plazo.

Asimismo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) tiene como objetivo proporcionar asistencia a, al menos, 250.000 desplazados, mientras ya han conseguido distribuir 10.000 tiendas de campaña, informó hoy su portavoz, Melissa Fleming.

"Aquellos que sobrevivieron siguen expuestos a un gran riesgo", afirmó Fleming, ya que agosto es el mes tradicional del monzón, lluvias torrenciales que podrían empeorar aún más la situación.

"Los paquistaníes de esta región -continuó- han sido generosos durante años al acoger a más de un millón de refugiados afganos". Ahora, recordó, es el "momento de que la comunidad internacional les devuelva la misma solidaridad que ellos han ofrecido".

Este mismo mensaje fue impulsado ayer por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que autorizó el desembolso de una ayuda de 10 millones de dólares suplementarios a Pakistán para los afectados por las inundaciones de los últimos días.