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El lanzador ruso Protón-M, que debía colocar en órbita tres satélites del sistema de navegación y posicionamiento GLONASS, se ha estrellado este martes en la base espacial de Baikonur (Kazajstán) en el primer minuto tras el despegue.

Según los datos publicados por la agencia Ria Novosti, el accidente se produjo por desconexión de emergencia de los propulsores del cohete portador. Por su parte, el ministro de Situaciones de Emergencia de Kazajstán, atribuyó la caída del Protón-M a los problemas del propulsor de la primera etapa.

Los restos del impulsor cayeron a unos 2,5 kilómetros de la plataforma de lanzamiento sin causar víctimas ni destrucciones, según ha señalado la agencia espacial rusa Roscosmos, quien ha descartado que el accidente pueda suponer una catástrofe ecológica por contaminación por heptil, una sustancia tóxica utilizada como combustible del cohete. "En una explosión tan potente, el heptil se habría quemado totalmente en la atmósfera", han señalado los expertos de Roscosmos.

Los expertos han señalado que este accidente conlleva daños reputacionales y socava la capacidad competitiva de la flota GLONASS. Además, el suceso obligará a suspender los lanzamientos desde Baikonur por tres meses, lo que también puede afectar al envío al espacio del carguero ruso Progress M-20M previsto inicialmente para el 27 de julio.

En 2012, un grupo de expertos evaluó en casi mil millones de dólares los daños por los lanzamientos fallidos de Roscosmos entre 2010-2012, en particular, el accidente de otro Protón que no pudo ubicar en órbita tres satélites GLONASS en 2010, la pérdida del satélite de telecomunicaciones Express-AM4, del carguero Progress M-12M, así como de la sonda interplanetaria rusa Fobos-Grunt en 2011, y el accidente del 7 de agosto de 2012 cuando fracasó el lanzamiento de otro Protón-M con dos satélites de comunicaciones a bordo.