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Los líderes de las grandes religiones de Francia, que fueron recibidos hoy por el presidente François Hollande, un día después de que un cura fuera asesinado en su iglesia en un atentado yihadista, pidieron una mayor protección de los centros de culto. El rector de la Gran Mezquita de París, Dalil Boubakeur, dijo esperar que los "centros de culto judíos, cristianos, musulmanes, sean objeto de una mayor atención" porque incluso "el más humilde es también objeto de agresión", en referencia a la iglesia de Saint-Étienne du Rouvray, cerca de Ruán, donde se produjo el ataque terrorista.

Boubakeur, que se dirigió a los medios junto a los otros representantes religiosos a la salida de la reunión con Hollande en el Palacio del Elíseo, condenó el "sacrilegio blasfemo" del asesinato del párroco Jacques Hamel, de 86 años, cuando oficiaba una misa, acción reivindicada por el Estado Islámico (EI). "Es un acto al margen del islam que todos los musulmanes de Francia rechazan de la forma más firme", señaló Boubakeur y añadió que "estos hechos criminales" lo que pretenden es romper la unidad.

El presidente de la Conferencia Episcopal de Francia y arzobispo de París, André Vingt-Trois, pidió a los católicos que eviten la tentación de la venganza y que no pierdan el sentido de su fe: "no nos podemos dejar llevar por el juego político del Dáesh (el nombre del EI en árabe) que quiere enfrentarnos a unos con otros". "La relación particularmente armoniosa entre nuestras diferentes religiones en Francia es un recurso importante para la cohesión de nuestra sociedad", insistió Vingt-Trois.

El arzobispo señaló que el reto que plantea la "propaganda" del EI es "en qué Dios creemos, en un dios de vida o en un Dios de muerte".

Hollande presidió esta mañana un consejo restringido con los ministros y los responsables con competencias en materia de seguridad y de defensa para abordar las consecuencias de este nuevo atentado en Francia, después de la matanza de Niza el pasado 14 de julio.

El jefe del Estado ha anulado un viaje esta tarde a Praga para abordar la agenda europea que ya canceló una primera vez la semana pasada a causa del ataque de Niza, en el que murieron 84 personas y varios cientos resultaron heridas.