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La cifra de heridos en los choques entre policía y manifestantes junto al Ministerio egipcio del Interior, en el centro de El Cairo, asciende ya a 1.482, de los cuales casi la mitad han sido trasladados a hospitales o centros sanitarios. Según el Ministerio de Sanidad, 835 personas han sido atendidas en el lugar desde anoche, mientras que otras 647 han recibido cuidados en los hospitales de campaña instalados en la plaza Tahrir y en centros médicos de la capital. "Todos los heridos se encuentran estables y en su mayoría van a ser dados de alta en las próximas horas", dijo el doctor Adel Adaui, asistente del ministro de Sanidad, a la agencia oficial Mena.

Las atenciones médicas se han centrado principalmente en casos de asfixia causada por los gases lacrimógenos que emplean las fuerzas de seguridad, además de traumatismos, fracturas y cortes, señaló el responsable. El Ministerio de Sanidad ha enviado 45 ambulancias a la plaza Tahrir, muy cerca del epicentro de los enfrentamientos, y ha instalado cuatro unidades médicas móviles en ese mismo lugar.

Los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, muchos de ellos hinchas del club de fútbol Al Ahly, se han reanudado en los últimos minutos, después de una breve tregua matinal.

Pese a que no han dejado de escucharse los disparos de gases en toda la noche, las escaramuzas han comenzado a cobrar intensidad, entre gritos de "Fuera, fuera" de los manifestantes, que lanzan piedras a los agentes antidisturbios, quienes a su vez replican con disparos de balas de goma y cartuchos de gases. Los choques se concentran en las calles Mohamed Mahmud, que enlaza la plaza Tahrir con el Ministerio del Interior, y en la aledaña Mansur, donde se reúnen muchos manifestantes.

Con el paso de la mañana, cientos de personas se fueron acercando a la plaza Tahrir para celebrar hoy una manifestación de rechazo a la Junta Militar y a las autoridades militares. Mientras, en la ciudad de Suez, donde esta noche murieron dos personas por disparos de bala, el balance de heridos asciende a 207, según Sanidad, aunque de ellos sólo 17 han sido remitidos a hospitales, y se encuentran todos estables.

Esta nueva ola de violencia en Egipto comenzó el pasado miércoles, cuando más de 70 personas murieron en el estadio de la ciudad de Port Said (noreste) en una salvaje batalla entre hinchas del Ahly cairota y del equipo local, Al Masry. Aficionados de ambos clubes y los partidos presentes en el Parlamento egipcio acusan de la tragedia a la negligencia de las fuerzas policiales desplegadas en el estadio, que no hicieron nada por impedir la masacre.

PARTES EXTRANJERAS CON "CULPA" DE LA CATÁSTROFE

La Junta Militar egipcia, que dirige el país desde la renuncia hace un año del presidente Hosni Mubarak, consideró hoy que Egipto atraviesa "la etapa más peligrosa y más importante de su historia" y acusó a "partes extranjeras e internas" de la escalada de la violencia.

En un comunicado difundido en su página en Facebook, la cúpula castrense reclamó a todas las fuerzas políticas que "asuman su papel para intervenir de manera activa y eficaz para enterrar la discordia", ante los graves disturbios que hoy se viven en el centro de El Cairo.

"El país atraviesa la etapa más peligrosa y más importante de su historia, que requiere que todos los hijos de la nación egipcia se unan y solidaricen para enterrar la discordia y se enfrenten a los intentos de escalada por partes extranjeras y otras internas", señala la nota, redactada en un tono dramático.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (nombre oficial de la junta militar), presidido por el mariscal Husein Tantaui, asegura que "siempre ha defendido el derecho del pueblo a la manifestación pacífica, que todas las instituciones están obligadas a escuchar".

Sin embargo, la Junta ha observado "el aumento del peligro en el marco de la propagación de rumores y la insistencia por algunas partes en amenazar las propiedades e instituciones del Estado".

Por ello, asegura verse obligado a pedir a todas las fuerzas nacionales y políticas que adopten "una iniciativa positiva y rápida", que asuman "su papel nacional histórico", y que intervengan de manera rápida para "enterrar la discordia y devolver la estabilidad a todas las partes de Egipto".

De igual forma, reclaman a los actores poner el interés supremo de la patria por encima de cualquier consideración y actuar juntos para proteger las instituciones del Estado e impedir que sufran más daños.

En otro llamamiento, el primer ministro egipcio, Kamal Ganzuri, ha instado a los "sabios de la nación y a los jóvenes de la revolución" que contribuyan a contener la situación, según la agencia oficial Mena.

Estos anuncios llegan en paralelo al incendio declarado en la sede de los servicios de impuestos inmobiliarios, que ha sido quemado por los manifestantes que se enfrentan desde ayer a las fuerzas de seguridad en las inmediaciones del Ministerio del Interior.

Según fuentes de la seguridad egipcia, los manifestantes, en su mayoría seguidores radicales del club de fútbol Al Ahly han sacado armarios y escritorios de la sede para utilizarlos como barricadas en la refriega.

Estos enfrentamientos se producen dos días después de la tragedia en el estadio de fútbol de la ciudad de Port Said (al noreste de la capital), donde murieron 74 personas en una batalla campal entre los hinchas del Ahly y el equipo local, Al Masry, ante la impasibilidad de las fuerzas antidisturbios desplegadas en el campo.