Las fuerzas antidisturbios ucranianas comenzaron el desalojo de la plaza de la Independencia o Maidán de Kiev, bastión de las protestas antigubernamentales, tras el estallido de violentos desórdenes en la capital, que han causado 9 muertos y unos 200 heridos.
Con la ayuda de tres camiones de agua, la policía está derribando las barricadas construidas en los accesos a la plaza por los manifestantes, que lanzan a los agentes antidisturbios adoquines, petardos y cohetes artificiales, según medios locales.
Varios columnas del Berkut, el destacamento especial antidisturbios, avanzan hacia la histórica plaza desde dos lados: la Plaza de Europa y la calle Institútskaya, que conduce a la Rada Suprema (parlamento).
Oficiales de la policía instan por magafonía a los manifestantes a desalojar pacíficamente la plaza, donde se encuentran acampados desde el pasado 21 de noviembre.
Además, exhortan a las mujeres y a los niños a que se vayan de Maidán, como ya hizo antes el dirigente opositor Vitali Klitschkó en previsión de una dispersión violenta de la plaza.
Como parapeto y para frenar el avance de la policía, los manifestantes han formado una gran muralla de fuego tras incendiar varias tiendas de campaña.
Miles de personas siguen congregadas en el corazón del Maidán, cantado el himno nacional, mientras hacen ondear banderas del país y corean el "Gloria a Ucrania".
Los líderes opositores han hecho un llamamiento al presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, a que ordene el repliegue de la policía y renunciar a la dispersión violenta del Maidán.
"Ordene el repliegue de la policía. Llamo a Víktor Yanukóvich a declarar una tregua hasta la mañana, entonces estaremos dispuestos a acudir a las conversaciones", proclamó Arseni Yatseniuk, dirigente del principal partido opositor (Batkivschina).
También llamó a los efectivos antidisturbios a "retroceder unos 200 metros".
El presidente de la Rada Suprema (Legislativo), Vladímir Ribak, anunció que el presidente se reuniría mañana miércoles, en torno a las 11:00 hora local, con los líderes de la oposición.
La policía ucraniana cifró hoy en nueve los muertos -siete civiles y dos policías- en los disturbios que estallaron en el centro de Kiev, en los que han resultado heridos 150 manifestantes y 47 efectivos de las fuerzas de orden público.
Manifestantes y antidisturbios protagonizan en Kiev los primeros choques violentos desde los desórdenes de finales de enero pasado.
Los choques estallaron en la calle Grushevki cuando la policía intentó impedir el paso de una marcha multitudinaria convocada por la oposición para demandar que se restituya la Constitución de 2004, lo que limitaría los poderes del presidente en favor del Parlamento.
La Unión Europea (UE), a través de su jefa de la diplomacia, Catherine Ashton, pidió a los líderes ucranianos que afronten "las causas de raíz de la crisis" e instó a volver urgentemente al "proceso parlamentario".
Ashton, quien condenó "todo uso de la violencia", afirmó que "los líderes políticos deben ahora asumir su responsabilidad compartida para reconstruir la confianza y crear las condiciones para una solución eficaz a la crisis política", una salida que, a su juicio, ha de pasar por "un nuevo Gobierno incluyente, progresos en la reforma constitucional y la preparación de unas elecciones presidenciales transparentes y democráticas".
También el ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, condenó la violencia en Kiev y "el uso indiscriminado de la fuerza", al tiempo que hizo un llamamiento "a las partes para que muestren la mayor calma posible y retomen inmediatamente el camino del diálogo" como "única vía para lograr una solución política que pueda responder a las aspiraciones del pueblo ucraniano".
En Alemania, el titular de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, advirtió de que "una vuelta a la violencia en Ucrania no es el camino" y exigió "enérgicamente a las partes involucradas en el conflicto que continúen con la vía de los últimos días y busquen, a través de conversaciones, una solución política".