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Los disturbios en el centro de El Cairo prosiguieron por segundo día, sin que las negociaciones emprendidas hoy entre manifestantes y las autoridades de seguridad para lograr una tregua llegaran a buen puerto.

Hasta el momento, los muertos desde el pasado jueves por la noche ascienden a doce en la capital y en Suez (este), donde también se han registrado altercados, según el último recuento del Ministerio de Sanidad.

Después de una noche de insomnio en las calles Mansur y Nubar, próximas a la plaza cairota de Tahrir y aledañas al Ministerio del Interior, casi un centenar de manifestantes, la mayoría jóvenes, continuó hoy enfrentándose a pedradas a la policía, que a diferencia del día viernes apenas empleó gases lacrimógenos para reprimirlos y se limitó a responder lanzando piedras.

Según constató Efe, los choques se centraron hoy en la calle Nubar donde una barrera de antidisturbios, parapetados tras una alambrada de espinos, trataba de impedir el paso al Ministerio del Interior de los manifestantes, muchos de ellos ultras de equipo de fútbol Al Ahly, que no paraban de cantar exaltados el himno nacional egipcio y consignas contra la junta militar que gobierna el país.

En la calle quedaban restos de contenedores calcinados, quemados por los jóvenes para evitar el avance de los agentes, y partes de la calzada estaban totalmente cubiertas de adoquines arrancados de las aceras, empleados como arma arrojadiza por los manifestantes y la policía.

Al menos dos jóvenes fueron detenidos por las fuerzas del orden al aproximarse demasiado a la barrera de seguridad y fueron llevados a uno de los furgones policiales aparcados en la retaguardia, junto al Ministerio, mientras eran golpeados con porras por decenas de agentes que se arremolinaron en torno a ellos, pudo observar Efe.

Los enfrentamientos se prolongaron hasta las 14.00 hora local (12.00 hora GMT) cuando llegó una delegación de varios grupos de activistas, partidos y personalidades para negociar una tregua con los responsables del Ministerio.

Las conversaciones se llevaron a cabo en la misma calle, donde varios hombres vestidos de civiles formaron un escudo humano para evitar que los enfrentamientos continuaran.

Sin embargo, el intento de lograr una tregua fracasó y tres horas más tarde la policía volvía a disparar gases lacrimógenos contra la multitud congregada en la calle Mansur.

Uno de los portavoces del Movimiento Jóvenes del 6 de Abril, Mahmud Afifi, explicó a Efe que su grupo participó en la labor de mediación entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad, aunque no toma parte en los enfrentamientos.

Afifi señaló que "las negociaciones para conseguir una tregua fracasaron porque la policía volvió a atacar a la gente que estaba junto al Ministerio".

Sin embargo, una fuente de alto rango del Ministerio del Interior, que pidió el anonimato, negó a Efe esa versión de los hechos y destacó que sus efectivos se limitan a "garantizar la seguridad sin agredir a los manifestantes".

"Nosotros intervenimos en el mismo momento en el que vemos tentativas de irrumpir en el Ministerio del Interior sin justificación y con insistencia", puntualizó.

Sea como fuere, los choques regresaron a las inmediaciones del Ministerio al caer la tarde en una jornada que dejó estampas para el recuerdo: varios agentes de la policía se pusieron bufandas del club Al Ahly arrebatadas a los manifestantes, mientras que un niño no tuvo reparo en salir a jugar con su bicicleta justo detrás del cordón policial.

Esta nueva ola de violencia en Egipto estalló después de la tragedia del pasado miércoles en el estadio de Port Said (noreste), cuando más de 70 personas murieron en una salvaje batalla entre seguidores del Ahly y del equipo local, Al Masry.

Tras esa masacre, miles de personas se echaron a las calles de El Cairo el pasado jueves para protestar contra la actuación de la policía en el partido, a la que acusan de no haber intervenido para impedir la tragedia.

Los disturbios entre manifestantes y las fuerzas del orden en el centro de la capital se están convirtiendo en tónica habitual de la agitada transición hacia la democracia en Egipto, ya que han sido frecuentes desde la caída del régimen de Hosni Mubarak hace casi un año.