La Policía británica detuvo en Essex al camión que escondía 39 cadáveres |
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Las 39 personas halladas sin vida dentro de un camión frigorífico en un polígono industrial de la localidad de Grays, en Essex (este de Inglaterra), eran de nacionalidad china, según revelaron este jueves medios locales.

La Policía ha detenido al conductor del vehículo, un hombre de 25 años, procedente de Irlanda del Norte, al que los medios de comunicación han identificado como Mo Robinson y a quien los agentes interrogan como sospechoso de asesinato.

Los cuerpos sin vida de los 38 adultos y un adolescente fueron encontrados en la madrugada del miércoles después de que los agentes recibieran una llamada de los servicios de emergencia.

Hombres y mujeres congelados

Si bien de momento no se conocen más datos sobre este caso, las fuentes que citan los medios de este país afirman que entre los fallecidos había tanto hombres como mujeres.

Como parte de la investigación, los agentes registraron anoche dos viviendas en Irlanda del Norte, en domicilios del condado de Armagh, al sur de la provincia británica, de donde procede el conductor del vehículo.

El joven, natural de la localidad de Portadown, permanece retenido en una comisaría de Essex, donde los agentes le interrogan a fin de determinar las circunstancias de la tragedia.

El peligro de las mafias de inmigración

El camión había llegado en la madrugada del miércoles a la localidad de Purfleet, a orillas del río Támesis, en un transbordador procedente de la localidad belga de Zeebrugge, donde las autoridades han empezado ya una investigación.

Por su parte, la Agencia Nacional del Crimen británica ha señalado que trabaja para identificar a "grupos criminales organizados que pudieron haber participado" en el suceso.

Según datos aportados por la Policía británica, la cabina del camión procede de Irlanda del Norte y recogió el tráiler con el contenedor frigorífico en Purfleet.

Fuentes del Ministerio búlgaro de Exteriores, por su parte, han indicado que el tráiler está al parecer registrado en Bulgaria bajo el nombre de una compañía que pertenece a un ciudadano irlandés. El caso ha ocasionado una gran conmoción en el Reino Unido al reabrir el debate sobre los peligros de las mafias de inmigración.