La popularidad de Hollande llega a mínimos en su segundo aniversario
Según una encuesta su nivel de aprobación ciudadana se situa en el 21%
El presidente de Francia pasa a la ofensiva y se dispone a ir "más rápido y más lejos"
La popularidad del presidente de Francia, François Hollande, alcanzó este mes su nivel más bajo desde su victoria en las presidenciales, y se situó en una aprobación ciudadana del 21%, según un sondeo. La cifra se conoce el día que cumple dos años de mandato, y supone una bajada de 5 puntos respecto a la registrada en la encuesta publicada por el instituto demoscópico Ifop hace un mes.
El sondeo, realizado por Ifop entre el 2 y el 3 de mayo a 1.005 personas, deja en mejor lugar al primer ministro, Manuel Valls, con una tasa de aprobación del 53% (6 puntos menos). Valls obtiene buenos resultados entre los votantes socialistas (72%), pero también entre los partidos más a la derecha, con porcentajes siempre superiores al 50%.
El sondeo revela que la oposición no atraviesa tampoco un buen momento en cuestión de credibilidad: Sólo un 36% de los encuestados creen que haría un mejor trabajo que el actual Ejecutivo.
Esto demuestra, según el Ifop, que el buen resultado del partido conservador Unión por un Movimiento Popular (UMP) y del ultraderechista Frente Nacional en las elecciones municipales de marzo "no ha contribuido a reforzar la credibilidad de la oposición".
La encuesta también ha revelado un escaso interés de los franceses por las elecciones europeas del próximo 25 de mayo: sólo un 36% mencionó ese escrutinio, por detrás de otros eventos de actualidad como el conflicto en Ucrania (56%) o la subida de la tasa de desempleo en Francia (53%).
PASAR A LA OFENSIVA
El presidente de Francia, François Hollande que cumplió sus dos primeros años de mandato seguro del rumbo marcado pero con la intención de ir "más rápido y más lejos", consciente de que a los franceses se les han pedido muchos esfuerzos y están "impacientes".
En una entrevista de una hora concedida a la cadena BFM TV, insistió en que se le juzgue sobre el conjunto del quinquenio, pero entonó el "mea culpa" al reconocer cierta falta de comunicación y de respuesta en asuntos clave del Ejecutivo.
"Claro que me arrepiento de cosas. Podría haber ido más rápido, haber alertado más sobre la situación, haber reaccionado con más firmeza a asuntos como la ley sobre el matrimonio homosexual, que tardaron demasiado tiempo en cerrarse. Pero no soy persona de arrepentimientos, soy un presidente que esta preparado para reaccionar".
Hollande subrayó que los resultados, "que han tardado en llegar debido a la gravedad" de la coyuntura, "son posibles", y confió en que su mandato sea "el de la reforma y el cambio", y deje a la población con la sensación de que no se equivocó al confiar en él.
La disposición de acelerar el ritmo de la reforma territorial, de la simplificación de una serie de obligaciones administrativas, de la reducción de los costes laborales y de la bajada de los impuestos encabezaron el eje en torno al cual quiso centrar su acción en lo que queda de mandato.
Y, como prioridad principal, el paro: "La única promesa que cuenta a los ojos de los franceses es que pueda bajar el desempleo y que el crecimiento se reparta", indicó Hollande, que dijo tener en ese objetivo su "obsesión".
En esa línea, reiteró su intención de no presentarse a un segundo mandato en caso de no conseguir invertir la curva del paro, que en estos momentos roza el 10%, alegando que no podría decir que tiene la solución para los próximos cinco años si no ha controlado ninguno de esos aspectos.
Especialmente firme se mostró al atajar las dudas del entrevistador en materia de política exterior: "¿Amateurismo en la salida de la crisis de la zona euro? ¿A la hora de intervenir en Mali, cuando nadie lo hacía y el terrorismo estaba a punto de ganar la partida? ¿Al ir a la República Centroafricana para evitar el genocidio?".
Y consideró también haber tenido un comportamiento "digno" en la gestión de su vida privada, que cobró protagonismo con su separación a finales de enero de la periodista Valérie Trierweiler, tras la revelación por parte de una revista del corazón de un romance con la actriz Julie Gayet que aparentemente ya ha finalizado.
"No he caído jamás en ningún tipo de vulgaridad", insistió Hollande, que hizo hincapié en que la vida privada debe mantenerse como tal, y en que los franceses deben juzgarle exclusivamente por su gestión.
Hollande defendió el plan de ahorro de 50.000 millones de euros entre 2015 y 2017 lanzado por el primer ministro, Manuel Valls, y aseguró que no ha habido un cambio de política, y que todo lo realizado se ha hecho no por su interés, sino por el de los franceses.
"Estoy inmerso en un combate, y no es mi elección o mi reelección lo que me preocupa, sino el futuro de Francia", concluyó el jefe del Estado, que reafirmó que hay "un camino de salida" y animó a la población a "mantener la esperanza".
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