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Un imán protalibán de una importante mezquita de la ciudad de Peshawar, en el noroeste de Pakistán, ha ofrecido este viernes una recompensa de casi 4.400 euros a quien mate a Asia Bibi, la mujer cristiana que ha sido condenada a muerte en Pakistán por ofender al islam.

Además, el maulana Yousef Qureshi ha dicho al Gobierno paquistaní que no intente derogar o modificar la ley contra la blasfemia, de la que sus detractores afirman que se utiliza para perseguir a minorías religiosas, fomentar el extremismo y resolver rencillas personales. En Pakistán, las minorías no musulmanas apenas representan el 4 por ciento de la población.

"Vamos a resistir firmemente ante cualquier intento de derogar las leyes que ofrecen protección a la santidad del profeta Mahoma", ha declarado Qureshi en una manifestación de fundamentalistas islámicos.

"Quien mate a Asia recibirá 500.000 rupias como recompensa de Masjid Mohabat Jan," ha asegurado refiriéndose a su mezquita, donde trabaja como imán desde hace varias décadas.

Después ha dicho a la agencia Reuters que espera que la mujer finalmente "sea ahorcada". "Y si no la ahorcan, pediremos a los muyahidines y a los talibán que la maten", ha añadido. Bibi, que tiene 45 años y cuatro hijos, es la primera mujer que ha sido condenada a muerte en Pakistán en aplicación de la ley contra la blasfemia.

Aunque en este país se dictan con frecuencia sentencias condenatorias por blasfemia, nunca se ha ejecutado a nadie por este motivo porque normalmente el condenado apela la sentencia y se acaba descartando la pena capital como castigo. Sin embargo, muchas personas acusadas de este delito han sido asesinadas por fanáticos o por multitudes iracundas.

Tras ser condenada, Bibi solicitó el indulto al presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, argumentando que las acusaciones infundadas de sus vecinos se debieron a una disputa personal.

La semana pasada, un ministro dijo que la investigación preliminar sobre el caso demostraba que Bibi no había blasfemado, pero el Alto Tribunal de Lahore ha impedido que Karzai le conceda el indulto y ha afirmado que debería ser el propio tribunal el que decidiese sobre la apelación presentada por la mujer.

En opinión de Qureshi, "ningún presidente, ningún parlamento y ningún gobierno tiene derecho a entrometerse en los mandamientos del islam". "El castigo islámico se aplicará cueste lo que cueste", ha advertido.