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Hombres armados opositores al líder de Libia, Muamar Gadafi, tomaron el control el domingo de la ciudad de Zawiyah, situada unos 50 kilómetros al oeste de Trípoli, y colocaron la bandera con los colores rojo, verde y negro sobre algunos edificios, mientras uno de los hijos de Gadafi volvió a negar que haya una revuelta en el país mediterráneo.

"¡Ésta es nuestra revolución!", corearon varios cientos de personas en el centro de una ciudad donde había edificios calcinados y agujeros de balas, además de vehículos incendiados y abandonados en las calles. Unos gritaban encima de un tanque, otros alrededor de un cañón antiaéreo, mientras las mujeres ululaban desde lo alto de los edificios.

"Libia es la tierra de los libres y honorables", decía una pancarta. Otra mostraba una cara de Gadafi con el cuerpo de un perro.

Lo ocurrido es un indicador más de que el control de Gadafi sobre el poder disminuye día a día. Periodistas de Reuters incluso encontraron habitantes de algunos barrios de Trípoli que proclamaron su abierta oposición al gobierno después de que se fueran las fuerzas de seguridad.

Mientras, en Bengasi - la segunda mayor ciudad del país, situada en el este y ya fuera del control de las fuerzas de Gadafi -, dirigentes rebeldes dijeron que han formado un consejo nacional libio que calificaron de la cara política de la revolución, y no de gobierno provisional. Su portavoz dijo que no creen que haya espacio para negociar con el dirigente libio.

En cambio, su hijo menor, Saif al Islam Gadafi, afirmó en una cadena estadounidense de televisión que hay "una gran, gran diferencia entre la realidad y las noticias de los medios de comunicación".

"Todo el sur está en calma. El oeste está en calma. El centro está en calma. Incluso parte del este", declaró en el programa "This week" de la cadena ABC.

El Consejo de Seguridad de la ONU impuso unánimemente sanciones de viajes y activos al líder libio y sus aliados cercanos, aumentando la presión sobre él para que renuncie antes de que se derrame más sangre en la revuelta popular contra su mandato.

También adoptó un embargo de armas y pidió que la letal represión contra los manifestantes de la oposición sea enviada a la Corte Penal Internacional para investigar y posiblemente procesar a los responsables de las muertes de civiles

Se calcula que el número de muertos tras casi dos semanas de violencia es de unos 2.000, según diplomáticos.

"Mostradme un solo ataque. Mostradme una sola bomba", dijo Saif al Islam, negando los ataques contra civiles. "La fuerza aérea libia sólo destruyó depósitos de municiones".

LOS REBELDES TIENEN EL CONTROL

Un grupo de periodistas extranjeros fueron trasladados el domingo a Zawiyah por las autoridades en un intento de demostrar que mantienen el control, pero una vez allí fue evidente que eran los rebeldes los que controlaban la situación.

Los vecinos contaron los fuertes combates contra paramilitares leales a Gadafi que tenían armas pesadas.

"Hemos terminado con Gadafi. Caerá pronto. Tiene que irse ahora, estamos perdiendo la paciencia", dijo un hombre llamado Sabri en el centro de esta localidad.

"Gadafi está loco. Su gente nos dispara usando granadas propulsadas con cohetes", dijo otro hombre llamado Mustafá.