(Actualizado

El régimen de Muamar al Gadafi se tambalea, después de perder el control de la zona oriental del país, según diversas fuentes, mientras se extiende el temor por un éxodo masivo de refugiados libios y comienzan las evacuaciones de extranjeros.

Tras una semana de un levantamiento popular sin precedentes el régimen del coronel Muamar El Gadafi, que dirige Libia desde hace 42 años comienza a presentar fisuras, pierde una parte de sus principales apoyos y también el control sobre una porción del territorio.

Informaciones cada vez más insistentes y que provienen de diferentes fuentes confirman que amplias zonas del país empiezan a estar fuera del dominio del régimen de Trípoli.

Un periodista libio que trabaja en Bengasi, la segunda ciudad del país con más de 1,5 millones de habitantes, informó hoy de que la zona comprendida entre las fronteras de Egipto y la localidad de Jedabia escapa al control de Trípoli.

En unas declaraciones a la cadena de televisión por satélite quatarí, Al Jazira, el periodista ha citado textualmente las ciudades de Begasi, Derna, El Beida, Mesrata, Tobruk y El Merdj y ha asegurado que todas estas localidades han sido "liberadas".

Esto ha sido confirmado hoy por el jefe de la diplomacia italiana Franco Frattini, y por el ministro libio de Justicia Mustafá Abdeljalil, que dimitió hace tres días para protestar por la represión contra los manifestantes.

En la ciudad de Bengasi, según el diario electrónico Quryna, las autoridades locales han desistido de ejercer sus funciones bajo la presión de la calle y los habitantes han decidido tomar en sus manos los asuntos de la ciudad.

Comités denonimados "populares" se han constituido para resolver algunas cuestiones, tales como la recuperación de las armas utilizadas por algunos manifestantes en asaltos contra los cuarteles y comisarías de policía.

Asimismo se han hecho cargo de la protección de los bienes públicos y privados así como de la mentalización de los comerciantes para que abran sus negocios y eviten aumentar el precio de los productos alimenticios.

La mayor fragilidad del régimen de Gadafi se ha materializado por la dimisión del ministro del Interior, y antiguo compañero de armas, el general Abdelfatah Younes El Abidi.

Se trata del tercer miembro del gabinete que dimite tras los ministros de Justicia y de Emigración, como reacción a la violenta represión de la población libia.

El Abidi, que también es el comandante en jefe de las fuerzas especiales, ha anunciado que deja todas las funciones oficiales y ha hecho un llamamiento a los soldados y a las fuerzas del orden para alinearse con la "revolución".

Este general ha confirmado las intenciones genocidas del líder libio al indicar, en una declaración al diario Quryna, que Gadafi le ha informado personalmente de un plan para bombardear la población de Bengasi y que le ha suplicado no ejecutarla.

Por otra parte, según las mismas fuentes, un avión de combate de construcción rusa Sukhoy 22 se ha estrellado hoy en la región de Jedabia luego que sus dos pilotos saltasen en paracaídas tras rehusar la orden de bombardear la ciudad de Bengasi.

La salida del ministro del Interior y de sus dos colegas estuvo precedida por la de numerosos diplomáticos y embajadores libios y por numerosos oficiales y tropa del Ejército que han anunciado que se unen a los contingentes de manifestantes.

Incluso el entorno más próximo del hijo mayor de Gadafi, Seif El Islam, se ha visto influido por el movimiento de contestación, ya que uno de sus más cercanos colaboradores, identificado como Youcef Souana, ha roto con el régimen de Trípoli y se ha unido a los "revolucionarios".

Gadafi, que dió muestras de su empecinamiento ayer tarde en un discurso, amenazó de muerte a sus oponentes y a los que reclaman su caída, por lo que ha perdido cualquier apoyo y legitimidad en las cancillerías extranjeras.

Numerosos países, que han iniciado la repatración de sus nacionales, han condenado firmemente la brutal represión de los manifestantes y reclaman sanciones internacionales contra el régimen libio.

Gadafi y su entorno están acusados de asesinar a centenares de personas y según un balance hecho público hoy por Sayed El Shanuka, representante libio en la Corte Penal Internacional (CPI), al menos diez mil personas habrían perdido la vida y otras 50.000 han sufrido heridas de diversa consideración desde el comienzo de las manifestaciones en este país magrebí.