Casi un año después del terremoto que devastó Haití, 380.000 niños continúan viviendo en campamentos temporales donde reina el hacinamiento y que en total albergan a más de un millón de personas, pese a la masiva movilización internacional en favor de ese país.
Un informe del Fondo Mundial de la Infancia (UNICEF), dependiente de Naciones Unidas, afirma hoy que las víctimas del sismo están repartidas en 1.200 asentamientos provisionales, aunque sólo el 9 por ciento de éstos cobija a más de la mitad de la población desplazada.
"La otra mitad se encuentra, literalmente, dispersa en cientos de sitios con menos de un millar de personas, lo que convierte al desplazamiento en una situación compleja en si misma", reconoce el organismo.
El terremoto del 12 de enero del año pasado, que causó 220.000 muertos, afectó a una población infantil que ya estaba privada de sus derechos más básicos.