Vídeo: Redacción | Foto:Telemadrid
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Si uno se sienta en la arena, cierra los ojos y aspira con fuerza, el hedor llenará los pulmones y se hará casi masticable en la boca; al abrirlos, el humo sobre las últimas aldeas incendiadas en Birmania podrá divisarse sin dificultad mientras se eleva lentamente.