La Asamblea de Madrid se hace 'treintañera'
La Asamblea de Madrid, que nació sin casa propia, con poco pan bajo el brazo y una enorme tarea por delante, cumple hoy 30 años, y con ella el diputado José María de Federico Corral (Colmenar Viejo, 1939), el único presente en todas y cada una de las nueve legislaturas de la Asamblea de Madrid.
Ingeniero industrial y alcalde de Colmenar Viejo entre 1995 y 2011, el más veterano de los diputados de la Asamblea rememora con orgullo los primeros treinta años de una cámara que echó a andar el 8 de junio de 1983 con 101 diputados sin sueldo -hoy son 129- y bajo techo ajeno, el del Paraninfo de la Universidad Complutense.
Allí, en el viejo Caserón de San Bernardo, recuerda José María de Federico, se vivió en opinión del actual presidente de la Comisión de Medio Ambiente la etapa más bonita e interesante, el arranque de una comunidad de "espíritu abierto" que llegó a autonomía porque "no la quería nadie".
Los primeros diputados de la Asamblea eran en su mayoría trabajadores ajenos a la política profesional, salvo "unos cuantos" con dedicación exclusiva, y centraban su actividad por las tardes, cuando se celebraban todas las comisiones y plenos.
En la sede de la Complutense, donde vivían "de prestado", las taquígrafas estaban apostadas "en sitios donde estaba apuntalado el edificio".
Durante los primeros años, los grupos parlamentarios tenían un "despachito" de 25 metros cuadrados para todos los diputados y los secretarios de grupo, y otro habitáculo "de tres por cuatro" para el portavoz.
José María de Federico no quiere hablar de un contexto precario, pero sí "muy justo", en el que el único con coche oficial era el presidente y había uno o dos más de los que podían echar mano los miembros de la mesa.
El veterano diputado cree que, en estas tres décadas, las leyes "clave" han sido las que han establecido la infraestructura de las "transferencias" de competencias.
En este sentido, considera un "error" que, como ocurrió en el resto de las comunidades, el Estado no transfiriese además de las competencias a sus funcionarios, lo que conllevó la creación de nuevas plantillas.
Los diputados de la Asamblea primigenia solo cobraban dietas por plenos y comisión; en el caso de José María de Federico, durante su etapa en el Partido Demócrata Popular (PdP), se repartían una vez al mes y cenaban juntos con sus mujeres.
"Era distinto a ahora", comenta.
Si lo mejor de estos treinta años fue el ilusionante arranque, lo "más desagradable" han sido los episodios en que gente "no coherente" y "poco respetable" protagonizaron casos de transfuguismo.
José María de Federico cita el caso Piñeiro -que abandonó AP en 1989 e hizo fracasar una moción de censura al expresidente Joaquín Leguina- y, sin referirse a él explícitamente, añade el conocido 'tamayazo', la ausencia de dos diputados socialistas que en 2003 impidió la investidura de Rafael Simancas (PSOE) como presidente de la Comunidad de Madrid.
Para el diputado, estas situaciones que "no aportan nada a la política", degradan y desestabilizan, deben prevenir a los partidos, que tienen que tener mucho cuidado con la gente que meten en las listas.
"Mientras sean listas cerradas -prosigue-, lo coherente es que votes lo que dice tu grupo o te vayas; otra cosa es que se modifique la ley electoral".
En estos treinta años, los debates más "brillantes" que se han dado en la Asamblea han sido los que han enfrentado a Leguina y el actual ministro Alberto Ruiz-Gallardón, en opinión de José María de Federico, que califica a Rafael Simancas de "trabajador", pero no rival suficiente para Esperanza Aguirre. La expresidenta lo tenía "facilón", añade.
Los primeros treinta años de parlamentarismo madrileño han aportado ventajas para la Comunidad de Madrid, una región que en los albores autonómicos sufría, según el diputado, más el centralismo que el resto de España.
"Madrid ha crecido e ido a más", argumenta antes de afirmar que actualmente la configuración de la Asamblea, con sus 129 diputados, "no tiene sentido".
¿Acompañará a la cámara en una futura efeméride? "Cuando llegue el momento, me lo plantearán (la posibilidad), y si me encuentro con fuerzas, pues seguiremos", concluye.
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