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Atocha, una calle en tres actos
- El antiguo camino que unía el pueblo de Vallecas con la Plaza del Arrabal pasando por la ermita de Atocha es uno de los ejes comerciales, culturales y monumentales más arraigados de la capital
La actual calle de Atocha nada tiene que ver con el camino sin firme que usaban quienes acudían desde el pueblo de Vallecas hasta la Plaza del Arrabal. Hoy Vallecas es distrito de Madrid y la Plaza del Arrabal es la Plaza Mayor.
Pero lo que sigue siendo igual es que esta calle de Madrid no ha cambiado de nombre ni de nexo de unión del centro con los barrios del sur a través de la prolongación por el Paseo de la Ciudad de Barcelona y la Avenida de la Albufera.
Acto primero, el nombre
Y a pesar de algunas obras y modificaciones, la vía también sigue partiendo de la Plaza de las Provincias aunque no llegue hasta la Real Basílica de Nuestra Señora de Atocha, de la que cuentan recibe el nombre la calle.
Sobre este templo vale la pena recordar que es Real Basílica ya que los reyes de España se acogen a la protección de esta Virgen. De hecho casi todas las reinas españolas han donado alguna de sus prendas de novia tras la ceremonia real.
Otra tradición, ya no muy seguida, era la presentación de los recién nacidos ante la Virgen de Atocha para que fueran 'reconocidos' como madrileños de 'pura cepa'.
Sobre por qué la calle es la calle de Atocha, no hay duda. El camino llevaba hasta la ermita luego convento de Atocha. Y la palabra atocha hace referencia según unos a los atochares (plantaciones de esparto) y según otros a la palabra griega Theotoca (Madre de Dios) de la que derivaría Atocha.
A lo largo de Atocha, y ya desde su inicio, encontramos ese primer acto en torno al Palacio de Santa Cruz, una de las sedes del Ministerio de Asuntos Exteriores, la iglesia neogótica de Santa Cruz y la Plaza de Jacinto Benavente.
Estos tres cuerpos forman un núcleo de edificios que destacan en el trazado de la calle. En la Plaza de Benavente, además sobresalen otros dos. El Teatro Calderón y la sede del Registro Civil Central, antiguo palacio que alojó el primer Banco de España.
Continuando el recorrido encontramos a ambos lados muchos comercios. Durante un tiempo fue centro de peregrinación de quienes precisaban telas y tejidos muy especiales. Y aún hoy algunos sobreviven entre tiendas de souvenirs y establecimientos hosteleros y hospedajes.
Acto segundo, un puente en la historia
A partir de la Plaza de Jacinto Benavente se abre otro tramo en el que la iglesia de San Sebastián es parada obligada. Situado en la esquina de la calle del mismo nombre, es uno de los templos más antiguos de Madrid. Y en su archivo parroquial se guarda el acta de enterramiento de Miguel de Cervantes, sepultado no muy lejos de aquí. En el convento de las Trinitarias.
No es la última referencia a Cervantes en la calle de Atocha. Más adelante volvemos a encontrarnos con él. Pero para eso deberás leer un poco más.
En esta parte han proliferado los hoteles, edificios que albergaron antaño viviendas, e incluso una discoteca que se convirtió en residencial. La Sala Consulado, en el número 38, fue primero cine de estreno y luego discoteca. Un auténtico polo de atracción de gente joven en plena movida madrileña y desde el que se emitía un icónico programa de radio 'El Gran Musical'.
El alboroto de las sesiones matinales, los problemas de tráfico y algunos desencuentros entre la propiedad y el Ayuntamiento forzaron su cierre en los años 90. El edificio de viviendas que se levantó en su lugar respeta la fisonomía de otros similares, tanto originales como más modernos.
Cerca de esta antigua sala musical hay uno de tantos hoteles levantados sobre construcciones señoriales. Pero uno, bautizado como Puerta del Sol, antes que lugar de alojamiento fue la primera sede del Ateneo de Madrid. Luego se trasladó a su ubicación actual en la calle del Prado.
Tres puntos más de interés ya en la Plaza de Antón Martín, una farmacia, una ferretería y un monumento que es un símbolo. La farmacia del Globo es de las boticas más antiguas de la ciudad y recibe el nombre por el aparato aerostático que cuelga de su fachada, a imitación de lo que solían hacer las farmacias británicas.
Hoy todo el edificio pertenece a los dueños de la farmacia, pero antes fueron viviendas de inquilinos y en una de ellas habitó el científico y premio Nobel Santiago Ramón y Cajal.
Sobre la acera izquierda, según se baja la calle, encontramos una ferretería que no vende ni un clavo. Antes sí, pero ahora es un restaurante que por dentro sigue pareciendo una tienda con sus herramientas, tornillos, pomos y otros utensilios. Sus actuales propietarios conservaron tanto el interior como el nombre. El local del número 57 de Atocha se sigue llamando 'Ferretería'.
Y en el centro de la plaza encontramos uno de los monumentos con mayor carga simbólica de Madrid. 'El Abrazo', escultura de Juan Genovés basada en su cuadro homónimo. Se encargó para homenajear a los abogados de Atocha, asesinados en 1977 por pistoleros de ultraderecha.
Por cierto, que Antón Martín fue el creador del primer gran hospital de Madrid, el de San Juan de Dios, en el siglo XVI, en unos terrenos de la calle de Atocha. Unos pasos más adelante volvemos sobre el tema.
Tercer acto, el todo
El último tramo de la calle de Atocha es tal vez el más variopinto porque es una especie de resumen de los dos anteriores. Con casas señoriales, referencias históricas y culturales también y hasta con otra discoteca, que sigue abierta.
En esta parte arrastramos aún el legado de Antón Martín, porque aquí se encuentra la iglesia de San Salvador y San Nicolás que es una sola iglesia pero resultado de la fusión de dos parroquias. Y es que antes que la banca, la Iglesia ya hacia fusiones para aglutinar y reubicar a sus fieles.
El de San Salvador y San Nicolás es un templo que nace sobre los restos del Hospital de San Juan de Dios, obra de Antón Martín, como citábamos anteriormente. La iglesia de San Nicolás estaba en la que hoy se conoce como plaza de San Nicolás, pero fue trasladada y unida a la de San Salvador, en Atocha.
Ojo, no hay que confundir la iglesia de San Nicolás de Atocha con la de San Nicolás de los Servitas, templo originario de la advocación de este santo en la capital.
Igual que hemos recuperado a Antón Martín en esta parte de la calle, vamos a traer de nuevo a Miguel de Cervantes como prometimos. En Atocha se encuentra la Sociedad Cervantina y el lugar que ocupa no es casual. Allí se encontraba la imprenta de Juan de la Cuesta que imprimió en 1605 la primera edición de 'El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha'.
Cambiamos de acera. Dejamos atrás varias sedes del Estado que ocupan caserones con varios siglos de historia y nos asomamos por la calle del Doctor Mata para contemplar los ascensores acristalados del Museo Reina Sofía.
Este centro de arte moderno fue el Hospital de San Carlos, el principal sanatorio de la capital en el siglo XVIII y Facultad de Medicina hasta entrado el siglo XX. Ahora en lugar de asistencia sanitaria es sitio de curación del alma a través del Arte.
En la calle de Atocha está la discoteca Kapital y en sus inmediaciones murió recientemente un joven apuñalado por una banda latina.
La ruta acaba casi doscientos metros más adelante de Kapital. Atocha muere en el Paseo del Prado, pero su influencia va más allá porque la cercana estación recoge el nombre de Atocha y la plaza que oficialmente se conoce como del Emperador Carlos V es conocida popularmente como Plaza de Atocha. Este es el nombre que tuvo hasta 1941, antes fue Glorieta de Atocha.
Y el 'efecto' Atocha incluso alcanza más lejos, porque la Ronda de Atocha se introduce más de medio kilómetro en el barrio de Embajadores. Un barrio que hoy en día no tiene nada de 'diplomático' pero con una gran representación de personas de medio mundo.