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Jarro de agua fría para los vecinos de Embajadores que sufren las molestias. No hay herramientas legales para evitar los taxis de la droga, las llamadas "cundas". El Ayuntamiento de Madrid reconoce que aunque lo ha intentado es un problema muy difícil de atajar

Los tirones de bolsos es uno de los problemas que las "cundas" ocasionan a los vecinos. Robos e inseguridad entre los vecinos de Embajadores. Hay miedo.

Los vecinos aseguran que el trasiego de cundas es constante en la Glorieta de Embajadores y en las calles adyacentes.

Durante las 24 horas del día, los "cargadores" esperan a los toxicómanos junto a las bocas del Metro. Buscan clientes para sus cundas, sus "taxis de la droga". Hablan con algunos de ellos. Y con un gesto les señalan donde espera el coche.

Una vez de acuerdo en el precio, que oscila entre los 3 y los 8 euros, los clientes suben a la cunda, aparcada en la calle de Alonso del Barco, rebautizada popularmente como Alonso del "Narco", y parten hacia la M-30 y Valdemingómez, el principal hipermercado de la droga.

La escena se repite centenares de veces al día, desde hace años, a pesar de la presencia policial.

"Me preocupa porque tengo una nieta de quince años y me preocupa cuando viene un poco tarde", asegura una vecina.

Los comerciantes confiesan que la situación les está provocando importantes pérdidas. "La gente viene poco aquí y prácticamente estan cerrando todos los negocios de estas calles. Si no se arregla esto y sigue asi, en algun momneto nos vamos a plantear tambien cerrar nosotros."

El Ayuntamiento reconoce que carece de las herramientas legales adecuadas para erradicar el problema. Los vecinos tendrán que seguir sufriéndolo.