El Ayuntamiento de Madrid tiene intención de sacar adelante la Operación Chamartín pero no en los términos en que está planteada ahora, que no son "razonables ni sostenibles", y pide cambios como que se reduzca el volumen urbanizable, sin poner en peligro por ello la rentabilidad de la inversión.
Este es el planteamiento que el concejal delegado de Urbanismo en el Ayuntamiento de Madrid, José Manuel Calvo, ha llevado a la mesa de trabajo convocada hoy con agentes sociales y expertos, en la que el director de la promotora Distrito Castellana Norte, Antonio Béjar, ha dejado claro que no hay tiempo de hablar de otras edificabilidades antes de que caduque el plan en diciembre de 2016.
En la primera reunión de la mesa de debate para desbloquear esta operación urbanística -a la que no han asistido representantes de la Comunidad de Madrid ni del Ministerio de Fomento- se han evidenciado las diferencias entre quienes apuestan por urbanizar cuanto antes la zona norte de Madrid con el plan en vigor y quienes prefieren repensarlo para adecuarlo a un modelo distinto de ciudad.
A estos últimos, Antonio Béjar les ha advertido de que los promotores llevan 22 años tratando de sacar adelante esta operación: "Tenemos un tiempo para hacer esto. Al final nosotros somos un inversor y puede llegar un día en que nos agotemos, y entonces no habrá plan".
Tras una parálisis de dos décadas, el Ayuntamiento de Madrid -gobernado entonces con el PP- inició en febrero la tramitación de esta operación que preveía remodelar el norte de Madrid mediante un acuerdo entre las tres administraciones y el BBVA para urbanizar 3,1 millones de metros cuadrados, construir 17.000 viviendas y prolongar en más de 3 kilómetros el Paseo de la Castellana.
Con la llegada de Ahora Madrid al Consistorio, la operación se puso en cuestión, pues, según ha explicado hoy a los periodistas José Manuel Calvo, en ejercicio de su responsabilidad, el nuevo Gobierno tiene derecho a "revisar, analizar y valorar" las grandes operaciones y cuestionar los elementos que no crea acertados.
"Entendemos el agotamiento de la empresa", ha comentado sobre la advertencia de la promotora, a la que, sin embargo, ha recordado que Ahora Madrid lleva cinco meses en el Gobierno y no está dispuesto a "cargar mochilas" que no le corresponden, en referencia a que en los años de parálisis gobernaban el PSOE y el PP en las administraciones implicadas.
En concreto, el Ayuntamiento pretende revertir la edificabilidad de la zona que -según ha explicado el concejal a los periodistas- pasó de una previsión de 1,8 metros cuadrados de volumen total a 3,6 millones y pactar con el Ministerio de Fomento reducir el coste de algunas infraestructuras, entre las que ha citado el nudo norte o el soterramiento de las vías, cifrado en 900 millones.
"Si se modifica la cifra de edificabilidad es evidente que el modelo urbano resultante es diferente", ha respondido el concejal cuando los periodistas le han preguntado si esos cambios que él promueve podrían realizarse sobre el plan ya aprobado o habría que diseñar uno nuevo.
No obstante, ha precisado que la diferencia estriba en el "impacto que tengan las edificaciones a nivel volumétrico, de altura y de ocupación del territorio".
Calvo considera que lograr esos cambios antes de que termine el contrato, a finales de 2016, es "perfectamente viable" y la clave para lograrlo es un acuerdo entre el Ministerio, la Comunidad y el Ayuntamiento sobre elementos que están "sobredimensionados". "Es una cuestión de voluntad política", ha comentado.
En la primera mesa de trabajo de hoy, además de portavoces vecinales y de los partidos políticos, han intervenido expertos como el representante de la Escuela Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid, José Manuel Vasallo, partidario del plan, y de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, Raquel Rodríguez, contraria a impulsarlo, cuyos planteamientos han servido de argumentario para el resto de intervinientes.
Mientras Vasallo ha pedido "tirar hacia adelante" con la Operación Chamartín aunque no sea perfecta para dar solución a los problemas de la zona norte de Madrid -"la gran olvidada"- y al nudo de Manoteras, una de las zonas con mayor tráfico de todo el país, Raquel Rodríguez ha cuestionado una operación que en su opinión se corresponde con el modelo del "boom inmobiliario" y que la capital no necesita ahora.