Ejemplar de insecto díptero, simúlido, conocido como mosca negra | PLAGAS URBANAS
(Actualizado

El Ayuntamiento de Madrid ha comenzado esta semana la campaña de tratamiento en el río Manzanares y sus riberas para eliminar las larvas de la mosca negra. Este insecto es en realidad un mosquito pero su semejanza con una mosca ha hecho que se le denomine así.

Este díptero, además de sus dolorosas y molestas picaduras, produce en todo el entono natural. Además es un transmisor de enfermedades que hay que controlar, más aún en situación pandémica como la actual.

Madrid en alerta por la llegada de la mosca negra

Para evitar la reproducción de la mosca negra el Ayuntamiento aplica tratamientos de fumigación biocidas en larvas y pupas dirigidos a reducir su presencia. De de forma complementaria, se llevan a cabo labores de desbroce de la vegetación de la ribera que es soporte de larvas y refugio de ejemplares adultos.

Larvas de mosca negra fijadas a la vegetación del río Manzanares | AYTO MADRID

La bacteria acaba con las larvas

El biocida utilizado incluye como principio activo una bacteria (Bacillus thuringiensis, subespecie israelensis). Las dosis se determinan según el caudal del Manzanares en cada tramo. Se aplica durante diez minutos, tiempo efectivo para que las larvas filtren el producto.

Dentro del término municipal de Madrid, el tramo inferior del río es en el que mayor población de larvas de mosca negra se detectaron. Una zona en la que habita la especie vegetal Potamogeton pectinatus, comúnmente conocida como alga, que sirve de soporte para larvas y pupas.

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Fumigar y comprobar

En cuanto al plan de actuación, contempla al menos cinco aplicaciones de los larvicidas mediante fumigación en cinco puntos: Azud de El Pardo, Playa de Madrid, Puente de los Franceses, Presa 9 y Novosur.

El delegado de Medio Ambiente, Borja Carabante, supervisa las tareas de fumigación, este viernes | AYTO MADRID

Al día siguiente del tratamiento, para comprobar su funcionamiento, se realiza una inspección de todo el río, y pasadas unas tres semanas se vuelve a monitorear todo el cauce fluvial para comprobar la evolución del número de larvas y pupas.

También se analiza la necesidad de volver a tratar, y así hasta cuatro o cinco veces al año, en función de las condiciones meteorológicas.

El amoniaco, una de las claves

Óscar Soriano, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales y experto en la 'mosca negra', ha encontrado una correlación entre la presencia del amoníaco que contamina el agua y la presencia de mosca negra, ya que ésta es capaz de soportar ciertos niveles de este compuesto químico.

“A diferencia de otras especies que compiten por el alimento o por el espacio y para las cuales resulta tóxico” este insecto es capaz de sobrevivir, explica el científico.