Belenes de ayer y de hoy
El primer Belén viviente de Madrid está situado frente a la parroquia de Santa Teresa Benedicta de la Cruz
En Navidad, los belenes presiden buena parte de las viviendas españolas, una tradición que data del siglo XIII y de la que podemos saber mucho más visitando los nacimientos conservados en edificios madrileños, bien por libre o con una de las visitas guiadas que en estos días organiza el Ayuntamiento.
El Palacio Real, el Real Monasterio de la Encarnación, la iglesia de las Carboneras o la Basílica de San Miguel albergan algunos de los belenes más famosos de la ciudad y, a través de ellos, los guías ayudan al visitante a hacerse una idea de cómo eran las distintas representaciones en cada época y escuela.
En los bajos de la Casa de la Carnicería, en la plaza Mayor -donde arranca la visita- uno se asoma al montaje de la Asociación de Belenistas, con figuras de la escuela de Olot de comienzos del siglo XX. Sorteando los puestos del tradicional mercado navideño, se emprende la marcha en dirección al Convento de las Carboneras.
Allí, en la plazuela del Conde de Miranda, las monjas jerónimas atesoran un nacimiento barroco con figuras de la escuela quiteña, de gusto colonial, que muestran cómo en el siglo XVII los belenes contaban con personajes ahora desaparecidos, como el caballero que porta la estrella de los Reyes Magos y la figura que, con una trompeta, anuncia la llegada del Mesías.
Las escenas hay que observarlas a través del enrejado que separa la iglesia del espacio conventual, una celosía similar a la del torno a través del cual las monjas venden dulces tradicionales con los que uno puede reponer fuerzas antes de seguir el recorrido.
A pocos metros del convento se encuentra la basílica de San Miguel, una de las más representativas del barroco madrileño y que guarda en su interior un belén del siglo XX sorprendente por estar organizado en su conjunto como si de una obra pictórica se tratase.
Más allá del esplendoroso grupo de ángeles que sobrevuela el portal, lo que capta la atención de los visitantes es la presencia de José María Escrivá de Balaguer -fundador del Opus Dei-, que, a sólo a unos pasos del portal, parece explicar a dos jóvenes la historia del nacimiento de Jesús.
De camino por el Madrid de los Austrias hacia el Palacio Real, el guía ilustra a los visitantes sobre los símbolos en los belenes -las aguadoras como imagen de pureza, la mula como representación de los judíos y el buey como muestra de gentilidad-. "¿Hay alguien que sepa en qué fecha se cree que nació verdaderamente Jesús", pregunta.
Ya en la cola de entrada al Palacio, y entre el trasiego de las numerosas visitas guiadas, los participantes comentan la expectación que genera el 'belén real'. De estilo napolitano, lo inició Carlos IV antes de subir al trono y cada año incorpora escenas distintas, como manda la tradición.
En esta ocasión, un campamento oriental situado a la entrada de la ciudad y que reproduce a pequeña escala la tienda de campaña otomana que se conserva en la Real Armería se une a las escenas fijas del poblado.
El conocido como "Belén del Príncipe" es uno de los conjuntos más importantes del siglo XVIII y muestra de forma colorida las costumbres de la época, incorporando entre sus secuencias desde una taberna hasta un mercado pasando por la llegada de un noble al poblado.
Si aún queda tiempo -la visita guiada del Ayuntamiento sale a las 11.00 y dura entre una hora y media y dos horas- el visitante podrá adentrarse en los belenes del Real Monasterio de la Encarnación y de la iglesia de San Ginés.
Tras el recorrido, vuelve uno a la plaza Mayor con más ideas de cómo montar su nacimiento. Y si no encuentra la ansiada figura en el mercadillo, puede aprovechar para inscribirse en la visita guiada de las "Tradiciones navideñas", que le llevará por los principales mercados de Madrid.
Si al final del recorrido no da con la decoración navideña que busca, lo más probable es que no exista.
BELENES VIVIENTES
El primer Belén viviente de Madrid está situado frente a la parroquia de Santa Teresa Benedicta de la Cruz. En el que han participado hasta 200 actores que representan 15 pasajes.
En este belen viviente destaca la gran participación de niños, que durante dos horas convirtieron un parque del barrio de Arroyofresno, en Madrid, en la ciudad de Belén.
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