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La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, se ha comprometido este miércoles a que "ningún mayor se quedará sin teleasistencia por no poder pagarla".

Así lo ha confirmado durante su visita a la Central de Teleasistencia de Personalia, del Grupo ONCE, basándose en el "principio de solidaridad", de modo que los mayores podrán estar eximidos del pago o abonarán por el servicio 3, 6, 9 ó 12 euros al mes, en función de sus posibilidades económicas.

La teleasistencia es gratuita para los mayores que vivan solos y cuyos ingresos no exceden de los 690 euros al mes o para familias de dos personas con ingresos que no superan los 920 euros al mes.

En el otro extremo, las personas que viven solas con ingresos superiores a 1.499 euros y las familias con dos personas cuyos ingresos superen lo 1.999 euros al mes, tienen que aportar la cantidad máxima, fijada en 12 euros al mes.

Dentro del contrato figura incluir la aportación económica de los usuarios al coste del servicio mientras que el Ayuntamiento financia el 87 por ciento del total. Esta aportación está definida en base a la capacidad económica de los usuarios, para lo que se establece un baremo basado en los principios de solidaridad y justicia social.

EN BUSCA DE LA "FORMULA MAS JUSTA"

"Hemos tratado de buscar la fórmula más justa, que paguen más quienes más tienen, y que no paguen, o paguen menos, quienes menos tienen", ha explicado la primera edil. Las aportaciones se calculan en función de la Renta Mensual Per Cápita (RMPC), que es el resultado de sumar todos los ingresos anuales (pensiones y rentas) de todos los miembros de la familia y dividirlos entre los doce meses del año.

El resultado se divide por el número de miembros de la familia. En el caso de personas mayores que viven solas, su renta se divide entre 1,5 lo que supone un coeficiente de compensación.

"La vulnerabilidad social no conoce de rentas, ni de clases sociales, ni de nivel cultural. La vulnerabilidad social puede afectar a cualquier madrileño y yo les prometo que todos van a poder seguir viviendo en su domicilio en condiciones de seguridad", ha insistido la alcaldesa.

BOTELLA SE PONE AL OTRO LADO DEL TELEFONO

La alcaldesa no ha dudado en ponerse al otro lado de la línea telefónica y ha hablado con Concepción, una usuaria que le ha contado que, tras hacer la compra y ver "la novela", se "dará una vuelta con las amigas".

También ha asegurado que está "muy contenta" con el servicio de teleasistencia, como Manuela, una usuaria de 88 años que hoy ha celebrado su cumpleaños en la central, donde ha podido poner cara a la trabajadora con la que lleva hablando "todos los días" desde hace años, Asunción.

DE 30.845 A 133.000 USUARIOS

Botella ha recordado que cuando llegó al área de servicios sociales, hace ya diez años, eran 30.845 los usuarios de teleasistencia mayores de 65 años mientras que en 2013 esta cifra se amplió hasta llegar a los 133.000. Actualmente da cobertura al 21 por ciento de los madrileños de más de 65 años y al 45 por ciento entre los mayores de 80 años. Esta cifra cobra especial relevancia si se compara con la media nacional, situada en el 7 por ciento.

A destacar que entre las modificaciones de ese nuevo contrato -prorrogado hasta 2016 por un importe de 88 millones de euros- se contempla graduar el número de llamadas de seguimiento en función de la situación de riesgo de las personas mayores, con un servicio más equilibrado y personalizado.

Asimismo, a través del sistema se canalizan multitud de mensajes y consejos importantes para la salud y bienestar las personas mayores. Es una comunicación bidireccional puesto que los usuarios realizan un millón de llamadas al año, en su gran mayoría para situaciones de no emergencia, como hablar, saludar, peticiones de información...

Ahora la apuesta pasa por la personalización. A destacar la incorporación de la domótica a la mejora de la calidad de vida de los mayores, con sistemas tecnológicos que permiten detectar caídas en el domicilio, el número de horas que se pasa en el sofá, alarmas para avisar de que hay que tomar la medicación, que la nevera está abierta o que se ha producido un escape de gas.