Teresa Cabarrús, la vecina de Carabanchel que le 'cortó' la cabeza a Robespierre
Nacida en esta, entonces, población madrileña participó activamente en la vida social y política del periodo revolucionario francés
En su casa fueron presentados Napoleón y Josefina Bonaparte, de la que llegaría ser amiga íntima
P.O.
Juana María Ignacia Teresa Cabarrús y Galabert nació el 31 de julio de 1773 en Carabanchel Alto. Hija de nobles, educada entre Francia y España ha pasado a la historia como Teresa Cabarrús. En Francia, a donde llega en 1785, su figura es más reconocida y se la suele nombrar como Notre-Dame de Thermidor.
La historia personal de esta carabanchelera es un continuo de romances y casamientos con personajes de alta alcurnia francesa, de presentaciones ante la corte de Luis XVI, de acciones por los derechos de las mujeres en tiempos de la revolución y de confidencias con Josefina Beauharnais, la que luego sería primera esposa de Napoléon Bonaparte.
Criada en alta cuna y paseada por los mejores salones de palacios, Teresa también supo lo que es dar con los huesos en la cárcel, en mazmorras de la Revolución Francesa. Se cuenta que una carta de Teresa Cabarrús a uno de sus protectores precipitó la caída del régimen del terror.
De hecho algunos han querido ver en la misiva de Cabarrús desde el presidio de La Force a su amado e influyente político revolucionario Jean-Lambert Tallien, el detonante de los sucesos del 9 de Thermidor. La caída de Robespierre y su muerte en la guillotina.
Teresa Cabarrús, mujer casada varias veces, amante de varios hombres, madre de cuatro hijos, prisionera en las cárceles francesas, precursora de la necesidad de planes de educación, amiga íntima de Josefina y Napoleón Bonaparte y, en definitiva, personaje influyente en la historia francesa del siglo XVIII. Teresa Cabarrús muere en 1835 en el Castillo de Chimay, Bélgica.
Pero todo empezó en Madrid, en Carabanchel, con una joven que no se contentó con seguir los planes impuestos para una mujer de su época y a la que su formación y fortuna le permitieron ser protagonista del tránsito de la edad moderna a la edad contemporánea.