En solo 40 segundos robaban un coche, sin forzarlo y con los medios más sofisticados. Lo hacía una banda a la que la Guardia Civil ha asestado un importante golpe con la detención de sus cinco miembros y la recuperación de 13 vehículos, en una operación de la que la Dirección General del cuerpo ha dado cuenta.
Su objetivo eran coches híbridos prácticamente nuevos de marcas y modelos con una alta demanda en el mercado actual, tal y como han subrayado a Efe fuentes de la investigación, que han recordado además que la carencia de repuestos y piezas debido a la guerra en Ucrania también está propiciando el robo de vehículos más viejos.
Bajo la dirección del Juzgado de Instrucción número 1 de Alcalá de Henares, la Sección de Delincuencia Organizada del Automóvil de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha desarticulado en la operación Biturbo a un grupo especializado en el robo de coches, la falsificación de sus elementos identificativos y el traslado a terceros países para su venta.
Fue hace un año cuando comenzaron las investigaciones tras constatar un aumento de robos de determinados modelos y cuando, gracias a la cooperación policial con otros países, se localizó en el noroeste de la Comunidad de Madrid un coche robado en agosto de 2022 en Alemania y se tuvo conocimiento de otro sustraído en Madrid y vendido y recuperado en Hungría.
Del ojeo' al 'enfrentamiento'
Los miembros de la banda criminal se desplazaban a distintos puntos de España para "ojear" y seleccionar sus objetivos. Según han precisado a EFE las fuentes, utilizaban el transporte público para pasar más desapercibidos.
Una vez elegido el coche a sustraer, controlaban los movimientos y horarios de su propietario, así como el lugar donde quedaba aparcado, incluidos los garajes si se daba el caso.
Con los medios técnicos de los que disponían, llegaban incluso a captar la frecuencia de los mandos de apertura del garaje y, por supuesto, de los coches.
En el momento que estimaban más seguro, se desplazaban hasta el lugar y con una herramienta informática artesanal, dotada de un software malicioso que permitía burlar las medidas de seguridad electrónicas instaladas por el fabricante, abrían y arrancaban el vehículo en 40 segundos "sin forzar absolutamente nada", subrayan las fuentes.
Gracias al taller mecánico que uno de los miembros de la banda tenía en Alcalá de Henares lograban fabricar placas de matrícula correspondientes a vehículos legales de la misma marca, modelo y color.
Una vez instalada la matrícula y despojados de los distintivos ambientales, los coches eran aparcados en lugares de "enfriamiento". Es decir, en aparcamientos de centros comerciales o en otros donde estacionan muchos vehículos porque allí pasaban desapercibidos.
Los mantenían durante varios días estacionados para comprobar si contaban con algún dispositivo de geolocalización que permitiera a su propietario localizarlo o a las fuerzas de seguridad.
Perfectas falsificaciones para no dejar rastros
Después, los coches eran trasladados a diferentes puntos de la geografía española donde otros miembros de la organización modificaban los registros físicos de los vehículos, como el número de bastidor o los adhesivos identificativos del fabricante, entre ellos los que habitualmente se colocan en la puerta del conductor.
Pero también modificaban los números de registro grabados en la Unidad de Control Electrónico. Durante este proceso generaban unas nuevas llaves de arranque, codificadas electrónicamente con los nuevos datos del coche, lo que les permitiría pasar una inspección en profundidad.
La red contaba con naves industriales para ocultar los vehículos robados en Alicante y Murcia a la espera de ser transportados a otros países donde ya podían ser matriculados, obtener nueva documentación y ser vendidos en el mercado legal.
Camión góndola porta vehículos con destino Lituania
Los agentes de la UCO han comprobado que algunos de esos coches salían de España con dirección al este de Europa en camiones góndola. Es el caso, por ejemplo, de uno sustraído en Madrid y localizado en la ciudad lituana de Uzbaliai.
La operación se ha saldado con la detención de cinco personas -tres de nacionalidad rusa, una rumana y otra española-, así como con la recuperación de 13 vehículos sustraídos, abundante material para el robo, como una troqueladora de placas de matrícula, dispositivos de geolocalización, más de 100 llaves en blanco para programar, maquinaria para fabricarlas, inhibidores y captadores de frecuencia, entre otros.
Se trata, por tanto, de un grupo altamente especializado y con formación en los sofisticados medios técnicos que utilizaban, aseguran las fuentes.
Aunque aún no se ha podido estimar el beneficio obtenido por la organización con esta actividad, los investigadores consideran que ha tenido que compensar la inversión en las 'herramientas' utilizadas para los robos.