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La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha avanzado hacia los grandes retos de legislatura con mayor control sobre los concejales izquierdistas de su gobierno, que en 2017 han perdido las áreas de Cultura y Economía, y con la oposición liderada por un PP en recomposición tras la marcha en abril de Esperanza Aguirre.

Las disputas internas de Ahora Madrid se han visibilizado en las votaciones plenarias y en las acusaciones públicas cruzadas entre las distintas secciones de la formación y diferencias insalvables de criterio que han llevado a la alcaldesa a dar golpes sobre la mesa: en marzo apartó a Celia Mayer del área de Cultura y el 'insumiso' Carlos Sánchez Mato se quedó sin Economía y Hacienda por no acatar la regla de gasto impuesta por el Ministerio de Hacienda.

La alcaldesa de Madrid y también delegada de Cultura ha repartido este año entre su núcleo duro competencias de los ediles, hasta el punto de que por desconfianza apartó al concejal de Hacienda de la redacción del plan de recortes con el que ha puesto fin a la tutela económica de Cristóbal Montoro y que ha generado la escisión de su gobierno.

En el trasfondo de esta escenificación están las elecciones de 2019 y la posibilidad de que Manuela Carmena repita como cabeza de cartel con la condición de elegir ella misma buena parte del equipo, un pacto que la dirección de Podemos en Madrid vería con buenos ojos y que apartaría de la candidatura a buena parte de los díscolos.

Más allá de las circunstancias internas, el gobierno municipal ha avanzado a paso lento en este 2017 hacia los retos de legislatura de transformación de Madrid en un espacio con menos cabida para el coche con la puesta en marcha de nuevos carriles bici, el cierre navideño de la Gran Vía que anticipa los cambios de 2018, cuando todo el distrito centro se cerrará a los coches de no residentes.

También este año se ha presentado el plan de calidad del aire que impedirá la entrada en la ciudad en 2025 a los coches más contaminantes.

Aunque según la oposición las calles siguen sucias, ha sido en abril de este año cuando Ahora Madrid ha tomado decisiones en materia de limpieza al cambiar los pliegos con las empresas para pagar 18 millones de euros más a cambio de tener otros 650 barrenderos y considerar 'principales' 992 kilómetros de calles en lugar de 495 que desde ahora se tienen que limpiar a diario.

En urbanismo, el Ayuntamiento ha logrado en 2017 desatascar proyectos pendientes como la urbanización del plan Mahou-Calderón, la reforma del Bernabéu o el visto bueno para el inicio de las obras en el Edificio España, y ha sentado las bases para que antes del fin de legislatura se apruebe el plan para la reforma de la zona de Chamartín, con gran oposición interna en las filas de Ahora Madrid.

Tras tumbar el año pasado el plan del PP, el Ayuntamiento de Madrid, el Ministerio de Fomento y la sociedad Distrito Castellana Norte presentaron en julio el proyecto 'Madrid, nuevo norte', que contará con una inversión de 6.000 millones de euros.

El verano de 2017 también ha convertido a Madrid en la capital mundial del Orgullo LGTBI, una reivindicación en la que se ha volcado el Ayuntamiento y que deja en herencia semáforos de mujeres solas y parejas homosexuales que visibilizan la "diversidad real" de la sociedad.

El macroevento se celebró entre grandes medidas de seguridad, que se estrenaron a principios de año en la cabalgata de Reyes que contó con un "blindaje" especial de seguridad y la prohibición de circular a camiones por los alrededores.

Además de la protección contra el terrorismo, la puesta en marcha de una unidad específica contra los delitos de odio y los mensajes escritos en un chat policial vejatorios con la alcaldesa han marcado el 2017 en el ámbito de la seguridad.

En este ejercicio Manuela Carmena ha puesto también a prueba otra de sus grandes promesas, la participación ciudadana, con una consulta en febrero en la que votaron 212.108 personas, el 7,85 por ciento, para decidir entre otras cuestiones sobre el futuro de la Plaza de España y la Gran Vía.

La oposición ha criticado a Carmena por su agenda internacional que ha tenido en México el gran hito del año, al ser Madrid la ciudad invitada en la Feria del Libro de Guadalajara, la más importante en español.

Para 2018 ha dejado la alcaldesa uno de los principales retos de su gobierno en minoría: la aprobación del presupuesto. Y no será tarea fácil porque se acerca el fin de legislatura y el PSOE, su socio de investidura, ya ha advertido de que no apoyó a Ahora Madrid para que recortase como el PP.

Entre inestabilidades internas y externas, Carmena tendrá además que revelar en los primeros compases del próximo año si opta o no a la reelección.