Comienza la era Manuela
Pocos minutos pasaban de las 11 de la mañana y en el Patio de Luces del Ayuntamiento tres pantallas y varios altavoces comenzaron a retransmitir la sesión de constitución del pleno de la capital ante los ojos de un centenar de personas que recibieron a sus concejales, según el caso, con pitos o aplausos.
"Ojalá se escuche dentro", exclamaba a alguien en el Patio, parando un instante de silbar, justo cuando el secretario del pleno nombraba a Esperanza Aguirre en el protocolario paso de lista previo al inicio del pleno.
Unos minutos más tarde y con unos cuantos diputados más ya nombrados, llegó el turno de Manuela Carmena, quien por entonces aún no era alcaldesa, un cargo que desde el patio ya se preludiaba con una sonora ovación que rompió definitivamente a las 11.43 horas, exactamente cuando Carmena fue nombrada.
En ese momento brotaron las lágrimas; los nervios y la emoción se tradujeron en abrazos y los que desde fuera atendían al pleno inaugural de la legislatura comenzaron a respirar el aire del cambio.
Ese que también ha llevado a centenares de personas hasta una de las salidas del Ayuntamiento, donde entre gritos de "sí se puede" se ha dado un baño de masas la plana mayor de Podemos, con Pablo Iglesias, José Manuel López e Iñigo Errejón a la cabeza.
Carmena también ha intentado salir a saludar a los suyos, al pueblo, pero el impulso era tal que ha tenido que regresar a otros lares más tranquilos antes de presidir su primera Junta de Gobierno.
Por entonces varias banderas republicanas ondeaban en el cielo de Madrid como antes lo habían hecho en el Patio de Luces del Ayuntamiento, lo que observaban sorprendidos algunos de los nuevos concejales de Ahora Madrid desde el interior del edificio.
"¡Mira, llevan banderas y no les echan!", ha exclamado uno, al que rápidamente ha contestado un compañero entre risas: "Ahora estamos nosotros aquí, no te preocupes".
Observando atentamente cómo eran investidos los nuevos ediles de Ahora Madrid, PP, PSOE y Ciudadanos estaban en la tribuna los ya antiguos alcaldes, con Ana Botella, Alberto Ruiz-Gallardón, José María Álvarez del Manzano y Juan Barranco, predecesores de Carmena, que ha sido una de las primeras en llegar.
Rápidamente ha ocupado el que será su sitio durante los próximos cuatro años y minutos antes ha charlado tranquilamente con otros concejales, que poco a poco -y unas horas después- han ido saliendo del templo de la democracia municipal, donde algunos miembros han sido pitados y otros alabados.
La mayoría de los cabeza de lista, con experiencia en estas cosas, han elegido salir del recinto por las tan socorridas "salidas secretas", pero la novatada la ha pagado Begoña Villacís, la cabeza de lista de Ciudadanos, que se ha llevado una pitada similar a la de cualquier tarde mala de fútbol en el Santiago Bernabéu.
"Queremos cambiar Madrid", han señalado sin complejos Elena, Almudena y Victoria, tres mujeres que estaban en primera fila esperando pacientes a que saliera su flamante alcaldes.
"Nos vamos a quedar hasta que salga Manuela", han asegurado convencidas las tres, que allí, a pie de calle y a unas horas que el hambre comenzaba a apretar, han puesto su granito de arena al cambio que las urnas han dictado para Madrid. Comienza la era Manuela.
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