Concepción Arenal ya tiene su placa en la universidad madrileña en la que ingresó vestida de hombre
Se ha colocado en el exterior del Paraninfo de la Complutense, en la calle de San Bernardo
REDACCIÓN / AGENCIAS
Una placa instalada en la fachada del Paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid homenajea desde este lunes a la periodista y abogada Concepción Arenal (Ferrol, 1820-Vigo, 1893), pionera del feminismo español y defensora de los derechos humanos.
La placa recuerda la etapa universitaria de Concepción Arenal, que cursó en la antes llamada Universidad Central sus estudios de Derecho entre 1842 y 1845, así como su trabajo en defensa de la igualdad entre las mujeres y hombres y su ayuda a los colectivos más vulnerables.
Hacerse pasar por hombre
Para cursar sus estudios allí "tuvo que hacerse pasar por hombre puesto que las mujeres estaban excluidas se la educación superior. También tuvo que vestirse como un varón para participar en las tertulias del Café Iris, en la carrera de San Jerónimo, y nunca pudo firmar los artículos que escribía para el periódico 'La iberia', ha recordado el delegado de Familias, Igualdad y Bienestar Social, Pepe Aniorte durante el acto.
El delegado ha rememorado que Arenal se instaló en Madrid en 1835, época en la que "como ella misma explica en su obra, la educación de la mujer no se dirigía a desarrollar sus capacidades, sino a convertirlas en buenas esposas y madres", y ha destacado la figura de esta escritora y periodista, precursora de la criminología y el derecho penitenciario, "que fue sin duda pionera del feminismo español y acérrima defensora de los derechos humanos".
"Se convirtió en una verdadera autoridad en materia penitenciaria y denunció la situación indigna de los presos. Promovió tanto la reforma del Código Penal para dotarles de derechos como la conversión de las prisiones, que hasta entonces eran meros lugares de hacinamiento, en espacios de reinserción social", ha recalcado el delegado.
La madre del feminismo
Arenal publicó numerosas obras al respecto que tuvieron amplia repercusión y participó en los congresos penitenciarios de Amberes, Estocolmo, Roma y San Petersburgo.
Algunas de sus obras sobre la reforma de la beneficencia también tuvieron eco internacional y fueron traducidas a diversos idiomas, y a su prolífera labor acerca de las cárceles y la beneficencia hay que añadir su lucha por reivindicar el papel de la mujer en la España del siglo XIX, que hace que autoras como la historiadora Enriqueta Vila se refieran a ella como "la madre del feminismo en nuestro país".