Ocurrió el pasado 8 de enero, pero los hechos se han dado a conocer ahora. Una historia que sirve para que los viajeros en metro o en tren extremen las precauciones en los andenes cuando esperan los convoyes, porque cualquier imprudencia puede costar una vida.
Todo ocurrió en Metro de Madrid, donde un hombre tropezó y cayó a las vías de forma accidental. Todo porque llevaba una cartera de mano que quedó enganchada a la puerta del vagón cuando esta se cerraba. Intentó entrar cuando las señales de luces y sonido indicaban que la puerta se cerraba. No lo consiguió, pero la cartera se quedó atrapada entre las dos puertas. Y tras ello, tuvo la caída.
En el convoy viajaba un agente de la Policía Nacional destinado en la Comisaría de Alcobendas-San Sebastián de los Reyes. Al parecer, comenzó a escuchar gritos y un revuelo inusual en el vagón contiguo. En ese momento, pudo observar que un varón se encontraba bajo el voladizo de las vías, visiblemente afectado por la caída y quejándose de un fuerte dolor en el costado. Fue entonces cuando decidió activar el freno de emergencia para evitar que se reiniciara la marcha, logrando alzar el varón hasta el andén.
El herido fue trasladado por los servicios de emergencia al hospital, donde recibió asistencia sanitaria, siendo dado de alta posteriormente.
Afortunadamente todo se quedó en un gran susto, pero se ha convertido en todo un ejemplo de la precaución que hay que tener a la hora de viajar en el suburbano o en Cercanías. Desgraciadamente, muchos viajeros no respetan el cierre de puertas y se ponen en peligro sin ser conscientes.
Este cierre de puertas siempre es activado por el conductor del tren. Si la puerta no queda bien cerrada, el metro o el tren de Cercanías no emprende la marcha. Es lo que aprovechan algunos viajeros para meter la mano, la pierna o cualquier otro elemento que tengan disponible para evitar el cierre, conseguir que la puerta se vuelva a abrir y entrar al vagón. El peligro llega cuando la puerta pilla objeto pequeño, como una prenda o la cartera de mano del protagonista de esta historia. El sistema no lo detecta y se podría reactivar la marcha con una persona atrapada, pese a que los conductores extreman todas las precauciones para que esto no ocurra, aunque a veces lo tienen complicado con trenes muy largos o estaciones en curva.