La Comisión Europea estudia el caso de los pisos públicos de Madrid vendidos a los fondos buitre durante la época de Ana Botella.
Una vez que esos fondos compraron las viviendas públicas, el precio se disparó. Algunos tuvieron que dejar sus casas.
Otros no saben cuánto tiempo más van a poder pagar ese alquiler.
Pancartas, contra pancartas. Y entre medias, vecinos que hoy tienen miedo. A mostrar sus rostros. Porque su vida está en manos de los fondos buitres a los que hoy pertenecen sus casas.
María, nombre ficticio, lucha por pagar todos los meses para evitar su desahucio de un piso que le concedió la EMV hace más de 10 años.
Les hicieron nuevo contrato y les subieron los precios de sus alquileres sociales, como la espuma.
Su futuro y el de las más de 1.800 familias afectadas está en manos de Bruselas. El Partido Socialista ha presentado denuncia. Tendrán que mediar entre David y Golliat.