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La Guardia Civil ha desarticulado una trama de cazadores furtivos, con 23 implicados, uno de ellos un taxidermista madrileño, que manipulaba precintos de caza para reutilizarlos, con 60 cotos de varias comunidades afectados y 33 delitos esclarecidos hasta el momento.

La Operación Ro3buk imputa a los 23 investigados delitos de falsedad documental, contra la flora, fauna y animales domésticos (furtivismo), encubrimiento, receptación y grupo criminal.

Entre las personas investigadas se encuentra el taxidermista y cazadores y gestores de cotos en las provincias de Ávila, Burgos, Valladolid, Guadalajara y Madrid.

Además, se descubrió que 60 cotos repartidos por todas las provincias de Castilla y León, Extremadura y Aragón, junto con los de las provincias de Guadalajara, Albacete, Toledo, Málaga, Castellón, Tarragona, Madrid, incluso las Reservas Regionales de Caza de Castilla y León y de Aragón, se habían visto afectados.

En la operación han sido intervenidos trece trofeos de corzo, un cráneo de lobo, un congelador con especies alóctonas (cotorra nanday) pendientes de realizar taxidermia, cuatro trofeos de macho montés y 123 precintos de caza. La mayoría de los precintos incautados estaban manipulados.

La investigación se inició en mayo, cuando la Guardia Civil tuvo conocimiento de la existencia de un taller ilegal dedicado al disecado de animales en la localidad madrileña de Móstoles. Una vez localizado el taller se comprobó que en él se ejercía la taxidermia se manera ilegal, al carecer de licencia ambiental, incluyendo las propias de autónomo de la Seguridad Social, declaración de la Agencia Tributaria, y el registro del taller en la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid.

Con las investigaciones policiales efectuadas, se localizaron las titularidades de los acotados y datos de cazadores.

Hasta el momento han sido esclarecidos 33 delitos y se ha procedido a la clausura del taller ilegal de taxidermia.