Pieza de coche de desguace | Telemadrid
(Actualizado

La Policía Nacional ha detenido a los ocho integrantes de una banda que acumulan más de un centenar de antecedentes y que se dedicaba al robo de coches para desmontarlos en dos naves de Torrejón de Ardoz y después venderlos por piezas.

Los arrestados son en su mayoría de nacionalidad española y tienen entre 24 y 37 años. Están acusados de los delitos de robo con fuerza, pertenencia a grupo criminal, robo de vehículo, receptación y defraudación de fluido eléctrico.

Según la Jefatura Superior de Policía de Madrid además de los coches robados, se han intervenido herramientas para el despiece de los coches, diversas armas blancas, una catana y un subfusil de asalto de imitación.

La investigación se inició en septiembre cuando la Policía tuvo conocimiento de la actividad delictiva que se realizaba en dos naves industriales de Torrejón de Ardoz, y que actualmente no tenían labor comercial. En una de estas vigilancias, los agentes dieron el alto a una furgoneta con dos hombres en el interior y descubrieron que en la parte trasera tenían diversas piezas de un vehículo de alta gama.

Tras el hallazgo, los investigadores realizaron un registro en las naves y localizaron una furgoneta y piezas de más de 25 vehículos sustraídos así como una inmensa montaña de chatarra y escombros, sobre la que se continúan haciendo gestiones para tratar de identificar más piezas correspondientes a turismos robados.

El grupo tenía un líder que era el encargado de la sustracción de los vehículos de media y alta gama en distintas partes de la Comunidad de Madrid. Los dejaban estacionados en la calle durante la noche para a la mañana siguiente trasladarlos a las naves pasando así desapercibidos entre el tráfico.

En las naves ocupadas otros miembros de la organización hacían labores de guarda y recibían una cantidad de dinero por cada coche que era despiezado.

Estas personas eran advertidos previamente de la llegada de una vehículo sustraído y tras comprobar las inmediaciones, procedían a la apertura de la puerta para que el vehículo pudiese ser introducido rápidamente.

Además habían realizado enganches ilegales al suministro eléctrico para realizar su labor mecánica causando un perjuicio a la compañía eléctrica superior a los 40.000 euros. Otros miembros del grupo se encargaban de la retirada de los motores y catalizadores, que eran vendidos rápidamente por su alto valor en el mercado negro.

El resto del vehículo era desguazado con radiales para su venta a peristas y las partes que no lograban colocar en el mercado eran amontonadas en un extremo de la nave.