Desmantelados dos talleres que duplicaban tarjetas de crédito estadounidenses
La Policía Nacional ha desmantelado en Madrid y Lleida dos talleres en los que se duplicaban tarjetas de crédito de ciudadanos de los Estados Unidos y ha detenido a 12 personas, entre ellas el líder del grupo, los falsificadores, los pasadores y responsables de comercios que trabajaban con ellos. Según ha informado hoy la Policía, el perjuicio real para los titulares de estas tarjetas supera los 300.000 euros, aunque se estima que habrían intentado estafas por unos 750.000 euros. Durante la investigación se han practicado siete registros domiciliarios en la Comunidad de Madrid y en Lleida en los que se ha intervenido material informático destinado a la reproducción y 50 tarjetas "dobladas".
Las investigaciones se iniciaron a principios de diciembre, cuando se tuvo conocimiento de la existencia en Madrid de un grupo organizado de ciudadanos de países subsaharianos que introducían y distribuían en España billetes falsos, fundamentalmente de 20 y 50 euros, procedentes de Italia. Las pesquisas posteriores confirmaron que este grupo no sólo distribuían moneda falsa, sino que obtenía dinero ilícito a través de la falsificación de tarjetas de manera organizada.
El grupo compraba las numeraciones de tarjetas bancarias de Estados Unidos, tanto de crédito como de débito, a través de páginas de Internet cuyos responsables las habían copiado previamente a sus legítimos titulares en su país. Después, las volcaban y las grababan en tarjetas falsificadas.
La banda disponía de dos talleres de falsificación de tarjetas, uno en Madrid y otro en Lleida, y su líder, que estaba asentado en la capital de España, dirigía dos grupos, uno centrado en la ciudad catalana y otro en la localidad madrileña de Alcalá de Henares.
El más amplio era el grupo de Madrid, integrado por individuos nigerianos, que utilizaban las tarjetas falsificadas para realizar compras de productos de alta tecnología y ropa de lujo por encargo y captaban e integraban a personas propietarios o responsables de establecimientos comerciales. Entre las empresas "colaboradoras" se encontraban restaurantes y clubes de alterne que permitían pasar las tarjetas falsificadas por el datáfono que tenían contratado y efectuar cargos por importes muy elevados, lo que además les permitía obtener dinero en efectivo sin disponer del número secreto de la tarjeta. Para la realización de las compras ilícitas, se servían de documentos de identidad falsificados.
Por su parte, el grupo de Lleida estaba formado por individuos de origen ghanés y su cabecilla mantenía los contactos y seguía las directrices del líder principal. Contaba también con personas de confianza que realizaban las operaciones de fraude. Con las tarjetas falsificadas realizaban pequeñas compras para comprobar si estaban bloqueadas o no y, una vez verificada su operatividad, se desplazaban a localidades de Huesca y Barcelona para consumar fraudes por importes mucho mayores.
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