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La Policía ha desarticulado una banda internacional dedicada al robo de coches de lujo, a la que se han intervenido 60 automóviles valorados en más de dos millones de euros; tras burlar los sistemas de seguridad, los delincuentes los "maquillaban" con documentación falsa y los vendían.

Por el momento han sido detenidas 20 personas, de las que ocho han ingresado en prisión, en una operación internacional en colaboración con la policía de Bélgica, Luxemburgo, Francia, Portugal, Rumanía y Alemania.

La organización robaba los vehículos fundamentalmente en Madrid y tenía conexiones internacionales, sobre todo en Bélgica, donde vendían muchos de los coches sustraídos y se han recuperado varios de ellos.

El jefe superior de Policía de Madrid, Alfonso José Fernández, el jefe de la Brigada Provincial de Policía Judicial, José Luis Conde, y el jefe de la Sección de Crimen Organizado responsable de la intervención han informado hoy sobre la operación, que continúa abierta.

Los arrestados son de origen búlgaro, argentino, marroquí y de Guinea Ecuatorial y conformaban un grupo organizado "muy especializado" en el que cada uno tenía una tareas muy específicas que desempeñaba con destreza.

Robaban los coches en la calle o tras alquilarlos con documentación falsa y los dejaban "enfriar" hasta que creían que la Policía no sospechaba que ese coche era robado.

Si los sustraían en la calle contaban con métodos muy especializados, como llaves para su apertura o inhibidores.

A continuación buscaban, tanto en internet como en concesionarios, turismos en venta que tuviesen la misma marca y modelo de los sustraídos. O bien buscaban por las calles coches que coincidieran con el robado y apuntaban la matrícula.

Entonces pedían informes a Tráfico, normalmente a través de internet o de gestoras, para conseguir los datos del número de bastidor y su titular. En todo momento, evitaban acudir en persona a las dependencias oficiales.

Después, la banda encargaba las placas de matrícula utilizando las documentaciones de identidad falsas y realizaban los permisos de circulación y de inspección técnica también falsos.

Cuando ya tenían las matrículas y las documentaciones "dobladas", retroquelaban los números de bastidor y terminaban "maquillando" así el vehículo.

Según la Policía, si el coche había sido robado forzando las cerraduras cambiaban los bombines y confeccionaban nuevas llaves que reprogramaban con las centralitas que poseían.

Finalmente, ponían en venta los vehículos a compradores de buena fe y, aunque en menor número de casos, también a receptadores. Estos compradores volvían a vender los automóviles o los utilizaban para cometer otros delitos.

En otros casos, los coches acaban en el extranjero, generalmente en Bélgica, donde la organización tiene una gran actividad.

Según los investigadores, los afectados por la banda han sido "múltiples", ya que por un lado han sido perjudicados las personas a las que les sustrajeron los vehículos y, por otro, los compradores de buena fe que desconocían que habían comprado un automóvil robado y que se han quedado sin él.

En los registros efectuados en nueve domicilios y un taller mecánico se han recuperado, además de los vehículos, útiles para la falsificación de los vehículos, además de 11.000 euros en efectivo, 4 ordenadores portátiles, 2 tabletas, 5 GPS y 32 teléfonos móviles.