Agentes de la Policía Nacional han detenido a un varón que adquiría productos de alta gama en aplicaciones de compraventa online y los recogía en varios puntos de Madrid haciéndose pasar por un empleado de mensajería, ha informado este lunes la Jefatura Superior de la Policía de Madrid en una nota de prensa.
Para ello, usurpaba presuntamente identidades de terceras personas para crear perfiles falsos en estas plataformas y, una vez acordada la venta, recogía los productos en persona en el domicilio del vendedor sin abonarlos.
La investigación comenzó el pasado mes de abril tras la denuncia de una de las víctimas de estos hechos. En este caso, se trataba de un varón que había ofrecido en venta a través de una aplicación de compraventa online un ordenador portátil de alta gama.
Un usuario contactó con él y le indicó que le haría el pago del producto contra reembolso a través de una empresa de paquetería. El vendedor entregó el producto a un repartidor que se presentó en su domicilio, pero nunca recibió el dinero a cambio.
Las pesquisas policiales descubrieron que existían otras nueve denuncias, entre los meses de abril y junio, de víctimas que denunciaban hechos cometidos mediante el mismo 'modus operandi' en diferentes distritos de la ciudad de Madrid.
Se disfrazaba de mensajero
Los agentes averiguaron que estas identidades se correspondían con víctimas que previamente habían sido ya estafadas por el ahora detenido, a quien le habrían facilitado fotografías de su documentación personal.
Una vez llegaba a un acuerdo con la parte vendedora, este varón, aduciendo problemas con los sistemas de pago seguro de las propias aplicaciones, sugería a sus víctimas llevar a cabo la transacción contra reembolso, a través de una empresa de paquetería externa.
Él mismo, con albaranes falsos, se personaba en el domicilio ataviado como un mensajero y recogía el paquete, indicando a las víctimas que recibirían su dinero cuando se completara el envío.
Para hacer más creíble el engaño, esta persona, tras recoger el paquete, contactaba de nuevo con su víctima haciéndole creer que el producto no le había llegado, para después ir poco a poco dilatando y, finalmente, interrumpiendo las comunicaciones con ella.
En total, los investigadores le atribuyen la apropiación de material electrónico por valor de más de 10.000 euros, destacando entre sus adquisiciones dos ordenadores portátiles, tres cámaras fotográficas y cuatro teléfonos móviles.