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El Hospital Clínico San Carlos de Madrid ha conseguido reducir en un 80% de media el temblor esencial y asociado a la enfermedad de Parkinson de las extremidades superiores en más de 80 pacientes, gracias a la aplicación de calor por ultrasonidos de alta intensidad sobre las neuronas que lo producen.

El Hospital explica que el temblor esencial es "el trastorno del movimiento más prevalente", que se incrementa a partir de los 65 años y empeora la calidad de vida de las personas que lo padecen, ya que "produce dificultad para realizar las actividades básicas de la vida diaria".

Esto ocurre "al inducir movimientos involuntarios o balanceo que afecta a las manos -produciendo dificultad para escribir o dibujar, o problemas para sostener cubiertos, vasos y utensilios de comida- y a las cuerdas vocales, provocando voz temblorosa", señala el centro sanitario en una nota.

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Para mitigar sus efectos, la técnica empleada por este hospital público de la capital, a cargo de un equipo multidisciplinar de su Instituto de Neurociencias en colaboración con el Servicio de Radiodiagnóstico, consiste en un tratamiento no invasivo que no requiere incisiones ni anestesia general.

Los resultados obtenidos hasta la fecha con este procedimiento reflejan que "más del 80% de ellos refieren una mejoría superior al 90% según su percepción subjetiva, manteniéndose estos resultados a los seis y doce meses después del tratamiento sin apenas recidivas, destaca la neuróloga del centro Rocío García Ramos.

"Si se aplican las escalas de reducción del temblor, se observa una mejoría de media superior al 80% respecto del temblor", añade García Ramos, que está al frente de este equipo multidisciplinar del Hospital, compuesto por neurólogos, neurocirujanos, radiólogos, técnicos de Radiología y profesionales de enfermería.

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Este equipo multidisciplinar es el primero de la sanidad pública madrileña, y segundo de España, en utilizar el tratamiento HIFU (High Intensity Focal Ultrasound) gracias a un equipo de alta tecnología que permite concentrar el calor sobre las neuronas responsables del temblor, eliminándolas en una sola sesión.

Una vez localizado el punto exacto del cerebro sobre el que aplicar los ultrasonidos, gracias a la imagen radiológica de la anatomía del paciente previamente planificada por los radiólogos en una resonancia magnética de tres teslas, se incrementa la temperatura hasta los 60o centígrados para la ablación o eliminación de las neuronas responsables del temblor.

Para ello, se coloca un marco de estereotaxia sobre la cabeza del paciente, cubierto con una membrana de agua refrigerada para que los haces de calor atraviesen el cuero cabelludo sin dañarlo.

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Como este se mantiene despierto en todo momento, el neurólogo puede verificar el grado de eliminación del temblor en tiempo real, lo que permite incrementar la intensidad del tratamiento en función de la respuesta gracias a la exploración neurológica que se lleva a cabo durante el procedimiento, que permite controlar la mejoría del temblor hasta su desaparición.

La gran ventaja que aporta esta técnica para la eliminación de temblores involuntarios es que "no requiere incisiones en el cráneo, presentándose como una alternativa no invasiva a otros procedimientos quirúrgicos como la estimulación cerebral profunda o la talamotomía", añade el neurocirujano Albert Trondín.