Patente Cantero Villamil de 'cimientillos neumo-elásticos' | FAMILIA DÍAZ DE AGUILAR CANTERO
(Actualizado

Quizá el nombre de Federico Cantero Villamil no le diga nada. Algunos vecinos de Móstoles tal vez sí saben que hay una calle que le recuerda en el polígono donde se ubica Amazon. Hay otra calle con su nombre en Zamora. Y ya está.

Y sin embargo, el madrileño Cantero Villamil es uno de los grandes nombres de la ingeniería española a caballo entre el siglo XIX y el XX.

Uno de los pioneros de la energía hidroeléctrica como demostró con sus presas en el Duero, proyectista de corredores ferroviarios por donde ahora surca la alta velocidad, precursor del helicóptero y autor de decenas de patentes aplicadas a infinidad de campos. Hasta en el calzado...

Federico Cantero Villamil, el madrileño que 'inventó' el helicóptero

Hoy es habitual que algunas zapatillas deportivas e incluso calzado de seguridad tengan cámaras de aire para absorber el impacto en el talón mientras se camina o se corre.

Sin embargo en 1922 esto no existía. Solo en la cabeza de Cantero Villamil. El ingeniero, como tantas otras veces, se aplicó en la idea de crear algo que mejorara la vida de sus semejantes. Así, diseño un tipo de suela que se eleva del suelo según las necesidades del terreno y además amortigua el peso a cada paso.

Llamó a su invento 'cimientillos neumo-elásticos para el calzado'. Y concibió dos versiones, una de cámara de aire única y otra con dos cámaras. Ambas versiones inflables.

Lámina de la patente de los 'cimientillos neumo-elásticos' de Federico Cantero Villamil | FAMILIA DÍAZ DE AGUILAR CANTERO

La patente se registró con los esquemas creados y firmados por el propio Federico Cantero Villamil, en Madrid, el 15 de octubre de 1922. La cámara de aire llegaría a la conocida marca de prendas deportivas Nike como concepto a finales de los años 70.

Calle de Federico Cantero Villamil en el polígono Las Nieves, en Móstoles | P.O.

Este diseño industrial de Cantero Villamil, dado a conocer ahora, forma parte de la tarea de recuperación de su memoria y legado. Un trabajo iniciado hace más de una década por su nieta Isabel Díaz de Aguilar Cantero junto con el historiador Federico Suárez y Conchita Cantero, hija del ingeniero madrileño.