El nuevo Hospital Oncológico y de Terapias Avanzadas del Hospital General Universitario Gregorio Marañón comenzó el pasado mes de mayo a recibir pacientes, que son tratados en unas instalaciones "de última generación" en las que pueden estar acompañados por sus familiares.
La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ahora en funciones, visitó el pasado 29 de marzo el complejo, de ocho plantas y más de 18.000 metros cuadrados, con equipamientos "de última generación" y que ha supuesto la inversión de 33,6 millones de euros.
El hospital de día empezó su traslado al nuevo edificio el pasado 16 de mayo y el resto de las dependencias se pondrán en funcionamiento de forma progresiva en junio.
La supervisora del hospital de día de oncohematología, Marta Cantero, explica que actualmente hay 36 sillones operativos y, de manera paulatina, entrarán en servicio un total de cincuenta puestos.
Cantero indica que, en el hospital de día, los pacientes pueden recibir desde tratamientos oncohematológicos que tienen que ver con antineoplásicos -sustancias que impiden el desarrollo, crecimiento, o proliferación de células tumorales malignas- hasta acudir por una pequeña intervención que requiera unas horas de estancia en el centro, procedimientos de enfermería como curas de catéter, diagnósticos, extracciones, analíticas y recogida de muestras.
"La calidad de las instalaciones permite que el paciente esté más cómodo y que pueda afrontar el tiempo de estancia en el hospital de manera más tranquila. El hecho de que pueda estar acompañado por un familiar reduce la ansiedad tanto del paciente que está poniéndose el tratamiento como del acompañante que está a la espera y no sabe qué está pasando dentro de la unidad", precisa Cantero.
Al mismo tiempo señala que los profesionales trabajan con mayor confort y pueden ofrecer mayor calidad en la asistencia.
"Hemos vivido el traslado con mucha ilusión porque teníamos muchas ganas de estrenar este edificio nuevo y de poder atender a nuestros pacientes en mejores condiciones que las que teníamos antes", afirma Cantero.
Una de las pacientes es María del Carmen Jiménez, de 66 años, que está pendiente de un trasplante de médula. En sus palabras, el nuevo centro "es más amplio y más cómodo y tiene mucha luz", pero "lo más importante, la guinda de este hospital, son sus profesionales", como su doctora, Gabriela Rodríguez.
Su marido, Julio Rodríguez, que permanece sentado junto a ella mientras recibe el tratamiento, celebra el "gran cambio" que ha supuesto pasar del edificio "antiguo" a las nuevas instalaciones, donde los pacientes están "mucho mejor" que antes.
Otro paciente, Andrés, de 81 años, que está en tratamiento de quimioterapia por una leucemia, se muestra "muy contento" con el nuevo hospital porque ahora puede estar acompañado por su mujer que lo ayuda y apoya en todo lo que necesita.
"Esto me encanta, más que nada porque me dejan estar aquí y eso me hace muy bien", asegura su esposa, Julia, quien apunta que cuando no podía pasar con su marido a la unidad, el tiempo de espera, aunque fuera breve, se le hacía "larguísimo y aburrido", mientras que ahora está "muy a gusto" porque puede ver directamente lo que está ocurriendo en la unidad.
Otra de las pacientes es Najiya, de 33 años, de origen marroquí, aunque vive en España desde hace veintiún años, que ha comenzado su primera sesión de quimioterapia por un linfoma de Hodgkin en el nuevo hospital, donde se siente "muy cómoda" y "tranquila", a la espera de ver cómo reacciona su cuerpo. EFE