Cristóbal L.C., acusado de abusar de una decena de niños del municipio de Valdeavero, estará libre hasta que haya sentencia firme si no prospera el recurso de apelación interpuesto el pasado octubre por las familias contra la orden de puesta en libertad acordada por el juez que instruye el caso.
La causa llegó este martes a lo que se denomina fase intermedia después de que el juez Instrucción número 5 de Alcalá de Henares dictara el auto por el que procesa al presunto pederasta, popular en su municipio al regentar una frutería situada en la plaza de la localidad.
Se le acusa de nueve delitos continuados de abuso sexual a menor de 16 años; un delito de abuso sexual consumado; tres delitos de intento de agresión sexual; y dos de agresión sexual continuados.
El juicio tardará más de seis meses. Ahora, el fiscal y los abogados tendrán que presentar sus respectivos escritos de conclusiones provisionales y solicitar la apertura de juicio oral.
El próximo 4 de abril, el acusado acudirá a pie a los juzgados para ser informado de los delitos que se le imputan. Desde hace cinco meses está en libertad, una situación procesal que está recurrida en apelación ante la Audiencia Provincial de Madrid.
En el recurso, el abogado de varias de las familias afectadas se opuso a la puesta en libertad al considerar que durante los diez meses transcurridos en prisión preventiva no se había producido ningún cambio de las circunstancias por las que se decretó esta medida respecto del investigado.
Una vez libre, el presunto agresor sexual decidió dejar Valdeavero e irse a vivir a Villalbilla --a 30 kilómetros del anterior--, lo que dio lugar a numerosas manifestaciones en contra de su presencia por el temor de los vecinos a que actuara de nuevo.
El presunto pederasta fue detenido en diciembre de 2021 a raíz de una denuncia presentada meses antes por la madre de una víctima, que confesó los abusos. A raíz de esta denuncia han ido apareciendo nuevos casos, todos niños varones de entre 3 y 13 años.
Cristóbal L.C. aprovechaba que los menores entraban a la tienda donde les ofrecían golosinas, refrescos y bolsas de frutos secos gratis para así tocarles sus zonas íntimas metiéndole la mano dentro del pantalón.
AMIGOS DE SU HIJO
Según el auto del juez, las víctimas eran amigos del hijo del procesado, siendo "éste el motivo por el que Cristóbal conocía a todos los menores de la causa, por el vínculo de amistad con su hijo o por ser conocidos del pueblo".
Se expone que en este contexto, "los menores no supieron interpretan" lo que les sucedía, pensando que era una broma". Además de los tocamientos y abusos consumados, el procesado realizaba a los pequeños comentarios soeces como "con esto de la primavera se me pone el capullo en vena", según el auto.
Cristóbal tenía la frutería en una zona concurrida del municipio. Cuando sus víctimas pasaban por delante, les emplazaba a entrar en al tienda bajo la excusa de que les daría unas chuches o bolsas de gusanitos.
En la exploración, los menores manifestaron que les obligaba a realizar escenas obscenas delante de otros niños, un relato que recogen los informes psicosociales del CIASI (Centro de Intervención en Abuso Sexual Infantil).