Los fantasmas llegan al metro de Madrid por Halloween
Los días 29, 30 y 31 de octubre esqueletos y fantasmas 'tomarán' la 'estación fantasma' de Chamberí
La entrada es gratuita pero hay que reservar
Un buen lugar para celebrar Halloween es, sin duda, una estación de metro 'fantasma'. Metro de Madrid celebra la fiesta más terrorífica en la Estación de Chamberí los días 29, 30 y 31 de octubre.
Metro de Madrid se une a la fiesta de Halloween ofreciendo a los madrileños la posibilidad de pasar una divertida 'tarde de miedo'. La estación se ha ambientado con decoración 'terrorífica', esqueletos, brujas, calabazas, arañas, etc. Y se han preparado un espacio para que los visitantes se hagan fotografías.
Varios actores interactuarán con los visitantes, que descubrirán una estación como nunca han visto. Se pueden sumar a la fiesta todos los mayores de 12 años.
La visita durará una media hora, aproximadamente. Las entradas son gratuitas y hay que adquirirlas a través de la web previamente ya que el aforo es limitado para garantizar la seguridad (10 personas por grupo).
El viernes 29 de octubre la estación abrirá sus puertas desde las 16:00 hasta las 00:00 horas, mientras que el sábado y el domingo los horarios serán de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 24.00.
Entrar en la estación de Chamberí es volver al Madrid de los años 50 y 60 tan solo bajando unos escalones. La antigua estación de Chamberí pertenece a la primera Línea de Metro inaugurada en Madrid en 1919, que contaba con ocho paradas: Cuatro Caminos, Ríos Rosas, Martínez Campos, (Iglesia), Chamberí, Bilbao, Tribunal, Gran Vía y Sol. Este es uno de los espacios museísticos de Metro más visitados de toda la red.
A principios de los 60, la Compañía Metropolitana decidió aumentar la longitud de los trenes y ante la imposibilidad de alargar esta estación, la clausuró. El cierre definitivo tuvo lugar el 22 de mayo de 1966.
Este es uno de los espacios museísticos de Metro más visitados de toda la red. A principios de los 60, la Compañía Metropolitana decidió aumentar la longitud de los trenes y ante la imposibilidad de alargar esta estación, la clausuró. El cierre definitivo tuvo lugar el 22 de mayo de 1966.
El diseño, también de Antonio Palacios, optó por una solución funcional muy simple en cuanto a recorridos y organización, y por unos acabados sencillos. Incorporó la luz natural mediante un lucernario en el vestíbulo. Para el interior eligió un recubrimiento cerámico con juegos ornamentales.
La bóveda de la estación va recubierta de azulejo blanco biselado y sus estribos estaban decorados por grandes recuadros de azulejos sevillanos que limitan el contorno de los carteles anunciadores, también de cerámica, en encintado ocre y azul.
Estos carteles publicitarios son uno de los grandes atractivos de este espacio, ya que se conservan prácticamente tal y como fueron creados en la década de los 20
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