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Una cabeza que representa a la diosa Sekhmet, de 3.800 años de antigüedad, y otras 35 piezas más, también con tres milenios de vida, se han podido ver hoy en el Museo Arqueológico de Madrid, recuperadas por la Guardia Civil después de haber sido expoliadas en Egipto por una red dedicada esta actividad ilícita.

Las piezas, valoradas en más de 300.000 euros, serán devueltas a su país de origen cuando acabe el proceso judicial que se ha abierto tras la operación Hierática, llevada a cabo por los agentes del Grupo de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y que se ha saldado con 7 detenidos: cinco en Cataluña y dos en Egipto.

Una operación cuyos detalles han explicado hoy en rueda de prensa en el Museo Arqueológico los responsables de la investigación, que han desmantelado una red que operaba en ambos países para poder introducir en el mercado de España y en ferias de arte de Francia -un anticuario español era el encargado de hacerlo- piezas robadas en Egipto.

En esta ocasión, la Guardia Civil abortó este negocio al detectar, en junio del año pasado, unos contenedores en el Puerto de Valencia que escondían dentro de vasijas de escaso valor estas importante piezas, expoliadas posiblemente en los yacimientos egipcios de Saqqara y Mit Rahina.

PENA DE 15 AÑOS DE CÁRCEL

Tal y como ha explicado el capitán Javier Morales, que ha dirigido la operación, los detenidos, acusados de los delitos de contrabando de bienes culturales, blanqueo de capitales y pertenencia a grupo criminal, podrían enfrentarse a una pena de 15 años de cárcel.

Acompañado por los directores generales de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, y de Bellas Artes, Miguel Ángel Recio; y del director del Arqueológico, Andrés Carretero, el embajador de Egipto en España ha podido ver los objetos intervenidos y escuchar el deseo de los representantes españoles de devolverlos cuanto antes a su legítimo propietario.

Javier Morales ha explicado que en las vasijas interceptadas en el puerto valenciano se descubrieron figuras humanas y de animales, vasos funerarios, ánforas y pequeños bronces, cuyo destino final era Barcelona.

Tras la incautación, el grupo de la UCO se puso manos a la obra para averiguar quién estaba detrás de ese expolio y descubrieron que el receptor de la piezas era un egipcio residente en la Ciudad Condal. De forma paralela, los agentes se pusieron en contacto con las autoridades egipcias en Madrid que, a su vez, lo hicieron con las de su país para determinar finalmente que las piezas habían sido sustraídas allí.

Las pesquisas permitieron identificar a otras cuatro personas en España implicadas en los hechos, tres de ellas de origen egipcio y residentes en Cataluña encargadas de contactar con la red en su país que, además, adoptaban importantes medidas de seguridad para no ser descubiertos, como reuniones en mezquitas o zonas marginales y cambios habituales de domicilio.

Con una importante capacidad económica, el cabecilla de la red disponía de recursos suficientes para organizar toda la estructura necesaria, apoyado por su "mano derecha", que gestionaba la "logística" necesaria, incluido el transporte de la mercancía.

"HOMBRE DE PAJA"

Para no levantar sospechas, otro egipcio, sin antecedentes penales, figuraba con "hombre de paja" a quien iba dirigido el contenedor. Él sería el encargado de recibir la mercancía en el puerto de Valencia y entregarla a los miembros de la red.

Mientras, se pudo constatar también que una quinta persona, un anticuario de nacionalidad española de Barcelona, tenía como misión dar salida en el mercado a los objetos expoliados. Los intermediarios en Egipto, dos hombres, también han sido detenidos por las autoridades policiales de ese país, que ha colaborado con la investigación que mantienen allí abierta y que podría conllevar más arrestos.

Antes de proceder a la detención de los residentes en España, la Guardia Civil esperó al viaje que realizaron a Egipto los miembros de la organización para poder traer más mercancía y "compensar" la pérdida que le había supuesto la incautación del contenedor. Bien porque no lo vieron claro o porque se encontraron con algún problema imprevisto, el envío no se llevó a cabo y a mediados de noviembre los agentes les detuvieron.

Las piezas se pusieron a disposición del Museo Arqueológico para su valoración por parte de los expertos, que las han analizado en profundidad y determinado su antigüedad: más de 3.000 años en todos los casos. Su valor económico supera los 300.000 euros, 100.000 de ellos de la pieza más valiosa: la imagen que representa a la diosa Sehkmet.

No se ha podido determinar el número de envíos realizados por la organización, pero los investigadores creen que han podido ser varios dado el nivel de estructura con la que contaban. De todos modos, será el análisis de la documentación incautada lo que lo determine. Durante la rueda de prensa, los directores de Bellas Artes y de la Guardia Civil han resaltado la labor de España en la lucha contra el tráfico de bienes culturales.