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La Guerra Civil aún guarda secretos, como el que ha descubierto un grupo de investigadores de la contienda fraticida española en Alcorcón, donde que han dado con una fortificación militar que ha permanecido "oculta" en el recinto empleado por un ganadero hasta hace unos meses.

"Alcorcón se encuentra en la confluencia de la carretera de Los Pantanos M-501 con la de Extremadura. Era un sitio vital", asegura a Efe Guillermo Poza, un investigador aficionado que, junto a compañeros del Grupo de Estudios del Frente de Madrid (Gefrema), llevaba años convencido de la existencia de un fortín militar en esa zona.

Tras años de investigaciones a través de fotografías aéreas del terreno, en el año 2013 Poza cree localizarlo, aunque estaba dentro de un recinto de un pastor, que no estaba por la labor de colaborar -le dijeron que "tenía malas pulgas"-, lo que le impedía acceder. Por ello decidió "aparcar" la investigación.

El pasado 29 de diciembre, tras consultar de nuevo por fotografía aérea la zona, comprobó que el pastor ya no estaba allí y acudió en su búsqueda.

Entonces se encontró, 80 años después, con un habitáculo con diez metros de frontal por cinco metros de fondo, con muros de hormigón armado de más un metro de espesor y, afortunadamente, "en muy buen estado de conservación".

"Exteriormente tiene un volumen para que aparquen dos coches, aunque en su interior se reduce mucho el espacio, lo justo para dos o tres soldados disparando un arma automática", describe Poza, quien sin embargo cree que no se llegó a utilizar, ya que "es probable que no estuviera terminado cuando el 4 o 5 de octubre del 36 las tropas franquistas tomaron Alcorcón".

A falta de un estudio más exhaustivo, Poza maneja testimonios que insisten en que el fortín se termina a finales del 38, por lo que deduce que lo acabaría adaptando el bando nacional -de hecho el fortín apunta a Madrid- "quizá para prevenir un posible ataque envolvente de las tropas republicanas", algo que utilizaron varias veces en Madrid, como en la Batalla de Brunete.

Ahora corresponde a los expertos de la Dirección General de Patrimonio catalogar este hallazgo, para lo cual el Grupo de Estudios del Frente de Madrid (Gefrema), que lleva desde el año 2002 investigando el frente de la Guerra Civil en Madrid, ya ha iniciado los trámites oportunos.

"Me atrevería a afirmar que se trata de un ejemplar único en la Comunidad de Madrid, y posiblemente en toda España, por estas características", presume este autodidacta de la Guerra Civil, a quien finalmente le ha llegado su pequeño reconocimiento como investigador gracias a este hallazgo.

Pese a no tener estudios -"como Miguel Hernández", reivindica-, Poza se considera un investigador histórico, puesto que lleva "muchos años" dedicándose a ello -"y así me presentan en las conferencias", bromea-, y confía en que este hallazgo sirva para que la gente de la zona se interese más por la historia.

"La gente se extraña cuando le digo que en Alcorcón hubo guerra", lamenta Poza, cuya pasión por la historia le viene de su abuelo, que se integró en la Guardia de Asalto -un cuerpo especial que crea la República- "de rebote", ya que "se apuntó a bombero y al final le mandaron a este cuerpo, porque pedían gente atleta y él era ciclista", aunque "políticamente no estaba muy significado".

Paradójicamente, se confiesa "admirador del ejército fascista de Franco", aunque solo desde el punto de vista militar, dada "su preparación táctica", algo que dice haberle creado más de un problema con "algún excéntrico que sale con la política", aunque él siempre trata de contar la historia "con objetividad".

"Cuando hablas de estas cosas, se empieza a embarrar todo por la puta política", se queja Poza, quien contrapone esta situación con el gran ambiente que se respira dentro del Grupo de Estudios del Frente de Madrid (Gefrema), donde trabajan y colaboran "compañeros que son hijos de combatientes de uno y otro bando".

Compañeros a los que agradece "enormemente" su colaboración -ya que asegura que "sin ellos no hubiera sido posible" este trabajo- y con los que le une la pasión por conservar el patrimonio histórico y darlo a conocer "para que estas fortificaciones no queden borradas de la historia y del paisaje que nos acompaña".