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Los trabajos con georradar llevados a cabo entre los días 17 y 18 de enero de cara a la segunda fase de la búsqueda de Miguel de Cervantes llevaron a detectar "entre cuatro y ocho nuevos enterramientos en el suelo", que es por donde este sábado comenzarán los trabajos, así como "una zona afectada por humedades en el lateral izquierdo frente a la pared de los nichos".

Los restos, si aparecen, no saldrán del convento por decisión de las monjas y del Arzobispado, ha avanzado este viernes el antropólogo forense Francisco Etxeberría en rueda de prensa. También ha detallado que los relatos históricos "dicen que Cervantes no fue sacado de ahí", de las Trinitarias, aunque si se produjeron remociones en el subsuelo se incrementará la dificultad para los investigadores, lo mismo si los restos del escritor fueron a parar a un osario general.

El pasado fin de semana se llevaron a cabo tareas de limpieza para acondicionar la cripta, de 11 metros de alto por 60 de ancho y llena de maderas y escombros, restos de una empresa editorial que durante un tiempo alquiló estas dependencias. Los trabajos contaron con la ayuda del georradar de la empresa Falcon High Tech, tras la que se encuentra Luis Avial. Consistieron en una prospección geofísica mediante georadar (GPR) y antena de alta resolución de 400 Mhz en el suelo del habitáculo y termografía infrarroja (TIR) y fotografía infrarroja (IR) en los paramentos verticales y horizontales.

Esas labores tuvieron sorpresa: la aparición de entre cuatro y ocho enterramientos en el suelo, que serán excavados. Cuando arrancaron los trabajos, en abril, no se podía ver el suelo de la cripta. Tras la limpieza llevada a cabo la semana pasada dieron con un suelo enlosado con baldosas de barro. La osteoarqueóloga de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Almudena García Rubio, ha concretado que en el muro cercano a la pared norte donde están los nichos hay separaciones que creen que son esas sepulturas subterráneas.

LAS BALSOSAS DE CANTO PUEDEN SER LA CLAVE

Aparecieron baldosas de canto, haciendo de separación, por lo que los investigadores tienen la "certeza de que son sepulturas". Ya la semana pasada vieron que "había restos humanos" pero no tenían permiso para excavarlos. Ahora tienen la luz verde de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, por lo que a partir de este sábado podrán excavar estas sepulturas. "Las balsosas en el suelo pueden ser compatibles con lo que nos interesan", han avanzado los investigadores.

Los trabajos arrancan este sábado en esas sepulturas en el suelo. Luego se pasaría a los nichos sin inscripciones funerarias, "los más deteriorados", según los especialistas. El ritmo lo marcarán los arqueólogos mientras que los antropólogos y los médicos esperarán en las mesas habilitadas en las criptas a recibir lo que vaya saliendo.

García Rubio ha detallado que en la pared norte de la cripta, donde se encuentran los nichos, aparece un manto de yeso. Esa cubierta de yeso se retiró para leer las inscripciones funerarias. Los nichos sin estas inscripciones serán inspeccionados mediante una cámara endoscópica mientras que los casos más interesantes serán analizados en el laboratorio instalado en la propia cripta.

También se fotografió con espectro infrarrojo todos los dibujos e inscripciones de las paredes de la cripta. Una de ellas, mostrada en la rueda de prensa, es la de un capellán que atendió a las monjas trinitarias y que murió en 1746.

CINCO ZONAS DE POSIBLES ENTERRAMIENTOS

Son cinco las zonas de posibles enterramientos en la iglesia de las Trinitarias. Tras la exploración con georadar de la iglesia, cuyos resultados delimitaron cinco zonas claras con posibles enterramientos, el equipo investigador diseñó una hoja de ruta para continuar el proyecto. De esas zonas, la primera en la que se decidió actuar fue la de la treintena de nichos situados en la cripta de la iglesia, espacio en el que se van a realizar a partir de este sábado los trabajos de análisis forense y antropológico.

El trabajo en esta segunda fase consistirá primero en el inspección por endoscopia de cada uno de los enterramientos, práctica que se llevará a cabo haciendo una perforación de unos 20 milímetros de diámetro. A continuación, si fuese necesario, se procedería a la apertura del nicho para examinar los restos humanos que el equipo investigador considerara de interés.

Durante los próximos diez días "o menos", los expertos en arqueología, antropología y medicina inspeccionarán tanto los nichos ya identificados como estos nuevos enterramientos descubiertos, analizando cuestiones relativas al perfil antropológico de los restos como son la morfología, edad, estatura y la patología con el fin de orientar el proceso de identificación de Cervantes.

Para ello trabajarán cuatro equipos de forma simultánea, realizando toda la secuencia de análisis antropológico rutinaria en estos casos. Toda esta actividad será documentada con el fin de realizar un informe integrado y técnico. La primera fase, iniciada en abril, permitió a los investigadores hacerse una idea del edificio y de los huecos que tiene. La segunda y actual fase es la de exhumación. La tercera será la de análisis de los restos aunque, como ha destacado el antropólogo forense Francisco Etxeberría, no se sacará nada de la cripta. Sólo si fuera necesario, se tramitaría un nuevo pedido para llevar a cabo en el exterior análisis bioquímicos o radiografías, tal y como se hace en labores de arqueología y criminología.