Herida una niña de seis años tras ser atacada por un pitbull
Una niña de seis años ha resultado herida al ser atacada por un pitbull (una raza potencialmente peligrosa) perteneciente a un vecino que lo llevaba con correa, pero sin bozal. Como consecuencia de las mordeduras del perro la pequeña sufrió heridas incisas en la región pectoral y en brazo y hombro izquierdos, de las que fue atendida en el hospital madrileño de La Zarzuela, según el parte médico.
La niña recibió una veintena de puntos de sutura y con el brazo en cabestrillo acude cada dos días al hospital para curar sus heridas. Entretanto, la menor no ha podido acudir al colegio.
LOS HECHOS
Los hechos se produjeron el sábado pasado por la tarde en la urbanización Residencial Bosque Pino, en el municipio madrileño de Las Rozas.Según la denuncia presentada al día siguiente por el padre de la víctima en la Jefatura de la Policía Local, a la que ha tenido acceso Efe, la agresión ocurrió en las zonas comunes de la citada urbanización cuando la niña y su madre salían de casa para encaminarse a la piscina comunitaria y se toparon con un vecino que bajaba a su perro, de la raza pitbull, y en ese momento se le soltó y se dirigió a la pequeña, echándose sobre ella.
En un primer momento la niña consiguió zafarse del animal pero éste volvió a atacar, derribando a la menor y dándole bocados a la altura del hombro, pecho y brazo izquierdo. La madre no pudo socorrer a su hija ya que en el primer ataque estaba de espaldas y además tiene una lesión en la pierna que la impide moverse con agilidad.
El dueño del can tampoco pudo repeler la agresión dado que quedó tendido en el suelo debido al tirón que dio el animal. El propietario del pitbull, R.B.A., quien tiene en regla la cartilla de vacunación y posee la licencia otorgada por el Ayuntamiento de la localidad, según la documentación que aportó al denunciante, ha declinado hacer declaraciones a Efe sobre el suceso.
El padre de la pequeña, José Luis Barbero, considera que este perro es agresivo y teme que pueda volver a atacar, por lo que no quiere que el animal siga en la urbanización. "Mi mujer y mi hija no salen de casa porque tienen miedo de encontrase con el perro, mientras que el vecino, que cometió una negligencia al sacarlo sin bozal, pasea al can sin tomar medidas para evitar nuevos ataques", se ha lamentado Barbero.
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