El Hospital Infanta Leonor ha sido el primer hospital madrileño y el segundo de España en implantar un nuevo marcapasos sin cables, que es diez veces más pequeño que el tradicional y está indicado para el tratamiento de pacientes con bloqueo aurículo-ventricular, pudiendo ser implantado hasta en un 90% de estos pacientes.
La intervención se realizó el pasado 1 de junio a un paciente de 83 años que no ha presentado ninguna complicación, ni durante la implantación ni en el postoperatorio, siendo dado de alta a las 24 horas de ser intervenido, tras comprobarse el funcionamiento óptimo del marcapasos, indica el hospital en un comunicado.
Operación mínimamente invasiva
El marcapasos sin cables se introduce a través de la vena femoral mediante un catéter, en una intervención mínimamente invasiva realizada por el Servicio de Cardiología con el apoyo de anestesistas del hospital, ubicado en el distrito de Vallecas.
Este nuevo dispositivo realiza las funciones de un marcapasos, pero evita las complicaciones derivadas de la presencia de cables dentro de las cavidades cardíacas y de una batería alojada bajo la piel mediante un procedimiento quirúrgico, explica la nota.
Avance tecnológico
Por tanto, los pacientes con mayor riesgo de sufrir los problemas asociados a los marcapasos con cables, por su avanzada edad o por padecer otras patologías crónicas, son los principales candidatos a beneficiarse de este avance tecnológico que además permite una movilización temprana de los enfermos, con las consiguientes ventajas de prevención de su deterioro funcional.
La novedad del dispositivo implantado en el Infanta Leonor es que "incorpora algoritmos capaces de detectar la actividad auricular y permite que los impulsos ventriculares estén sincronizados con la aurícula. El resultado final es una estimulación cardíaca más natural y una mejora en la eficacia de la función del corazón".
Cuando se produce un bloqueo aurículo-ventricular, las señales eléctricas entre las cámaras del corazón (las aurículas y los ventrículos) dejan de estar coordinadas y la terapia habitual para tratar este trastorno es la implantación de un marcapasos, que ayuda a restaurar el ritmo normal del corazón y alivia los síntomas, al sincronizar la actividad eléctrica de las aurículas y los ventrículos.
Un gran salto
Históricamente, los pacientes han sido tratados con marcapasos tradicionales de doble cámara que se implantan en la parte superior del tórax, debajo de la piel de la clavícula, y se conectan al corazón mediante unos cables.
Por ello, esta nueva generación de marcapasos sin cables supone "un salto enorme en el tratamiento del bloqueo aurículo-ventricular, ya que permite expandir una tecnología que hasta ahora se restringía aproximadamente a un 30% de los pacientes" con este tipo de indicación para la estimulación cardiaca. Con el nuevo sistema, hasta un 90% de los pacientes podrían ser candidatos a este tipo de marcapasos sin cables, concluye el hospital.